El Arzobispo Primado de México aseguró que nadie está excluido del evangelio
Oran en Catedral por víctimas del atentado
El Arzobispo Primado de México aseguró que nadie está excluido del evangelio
Elevamos una súplica por las víctimas mortales… para que Dios los acoja en su reino, a los heridos les cure la herida y fortalezca el corazón de todo el pueblo español llenándolo de su gracia y paz’’. , Cardenal Norberto Rivera, Arzobispo Primado de México.
Ciudad de México
En la misa dominical presidida por el cardenal Norberto Rivera Carrera, se elevó una súplica por las víctimas mortales del atentado en Barcelona y otras partes de España “para que Dios los acoja en su reino, a los heridos les cure la herida y fortalezca el corazón de todo el pueblo español llenándolo de su gracia y paz”.
En su discurso litúrgico, el prelado dijo a los fieles que no es difícil encontrar en las comunidades a aquellos que se creen “grandes creyentes”, porque han seguido un largo proceso de preparación en la fe, o porque se esfuerzan generosamente en transformar la sociedad desde un compromiso social o político animado por la fe, pero advirtió que no se debe menospreciar a los que desde el trabajo doméstico, o desde la oficina, aman y quieren cumplir con la responsabilidad que Dios les ha dado.
“Qué bueno tener en las comunidades cristianas a estos grandes creyentes, pero no pueden ser tales si menosprecian o creen que son “creyentes de segunda categoría” aquellos que desde el silencio de su trabajo doméstico o desde la rutina de una oficina o una ventanilla, aman y quieren llevar la responsabilidad que Dios les ha puesto en sus manos”.
El Arzobispo Primado de México aseguró que nadie está excluido del evangelio, puesto que éste va dirigido a todos los pueblos y a todos sus habitantes.
“El crecimiento en la vida cristiana no se puede llevar adelante si no nos convencemos que todo es regalo de Dios, que todos somos extranjeros, que ante Dios nadie tiene derechos especiales, que la gratuidad divina es el hilo conductor que le puede dar consistencia a nuestra vida cristiana. Aprendamos de la humildad, a pedir, a llorar, a defender y a enfrentar las dificultades en el camino de la fe, a ser tercos con Dios dialogando y abriéndole el corazón para pedirle lo que necesitamos y lo que necesitan los demás”.