Pero esos desastres matan a mucha menos gente. En las décadas de 1970 y 1980 mataron a una media de 170 personas al día en todo el mundo. En la década de 2010, esa cifra cayó a unos 40 al día, según el informe publicado el miércoles por la Organización Meteorológica Mundial, que analizó más de 11.000 catástrofes registradas en el último medio siglo.
El reporte se publicó en un verano lleno de desastres en todo el mundo. Estados Unidos ha sufrido al mismo tiempo al poderoso huracán Ida y una serie de incendios forestales agravados por la sequía.
“Las buenas noticias son que hemos podido minimizar el número de víctimas una vez hemos empezado a tener un creciente número de desastres: olas de calor, inundaciones, sequías y especialmente (...) intensas tormentas tropicales como Ida, que ha golpeado recientemente Luisiana y Mississippi en Estados Unidos”, dijo en una conferencia de prensa Petteri Taalas, secretario general de la OMM.
“Pero las malas noticias son que las pérdidas económicas han ido creciendo muy deprisa y se supone que este crecimiento continuará”, añadió. “Vamos a ver más extremos climáticos debido al cambio climático, y estas tendencias negativas en el clima continuarán las próximas décadas”.
En la década de 1970, el mundo registró una media de 711 desastres climáticos al año, pero entre 2000 y 2009 la cifra subió a 3.536 al año o casi 10 al día, según el reporte, que utilizó datos del Centro para la Investigación de Epidemiología de Desastres en Bélgica. El número medio de desastres anuales bajó un poco en la década de 2010, a 3.165, indicó el informe.
La mayoría de las muertes y los daños en los 50 años estudiados fueron provocados por tormentas, inundaciones y sequías.
Más del 90% de los más de dos millones de muertes se produjeron en lo que la ONU considera como países en desarrollo, mientras que casi el 60% del daño económico ocurrió en países más ricos.
En la década de 1970, los desastres meteorológicos costaban unos 175.000 millones de dólares al año, con datos ajustados a dólares de 2019, según la ONU. Ese volumen creció a 1,38 billones de dólares al año en la década de 2010.
El alcance de la destrucción crece porque más gente se instala en zonas peligrosas a la vez que el cambio climático hace los desastres más fuertes y frecuentes, según responsables de desastres y meteorología en Naciones Unidas. Al mismo tiempo, señalaron, las mejoras en alertas meteorológicas y preparación reducen el número de muertos.
“Las buenas noticias son que estamos aprendiendo cómo vivir con el riesgo y protegernos a nosotros mismos”, dijo Susan Cutter, directora del Instituto de Investigación de Riesgos y Vulnerabilidad en la Universidad de Carolina del Sur, que no participó en el estudio. “Por otro lado, seguimos tomando decisiones estúpidas sobre dónde ponemos nuestra infraestructura (...) Pero está bien. No perdemos vidas, sólo perdemos cosas”.
Samantha Montano, profesora de gestión de emergencias en la Academia Marítima de Massachusetts y autora del libro “Disasterology”, dijo temer que la cifra de muertes pueda dejar de caer porque el aumento de los fenómenos extremos derivado del cambio climático afecte especialmente a los países más pobres.
“La disparidad en cuanto a qué países han tenido recursos que dedicar a minimizar las muertes en desastres es una enorme preocupación”, especialmente debido al cambio climático, dijo. “El descenso de las muertes en las últimas décadas no implica que sigan haciéndolo a menos que sigamos invirtiendo en estos esfuerzos”.
El huracán Ida es un buen ejemplo de graves daños y lo que probablemente será una pérdida de vidas menor que en pasados huracanes, explicó Cutter. Este año, añadió, los desastres meteorológicos “parecen venir cada par de semanas”, con ejemplos como Ida, los incendios en Estados Unidos y las inundaciones en Alemania, China y Tennessee.
“El número de fenómenos extremos meteorológicos, climáticos y de agua va en aumento, y se harán más frecuentes y graves en muchas partes del mundo como resultado del cambio climático”, dijo el secretario general de la OMM.
Los cinco desastres meteorológicos más caros desde 1970 fueron tormentas en Estados Unidos, liderados por el huracán Katrina de 2005. Las cinco catástrofes con más muertos ocurrieron en África y Asia, encabezadas por la sequía y hambruna de Etiopía a mediados de 1980 y el ciclón Bhola en Bangladesh en 1970.