BERLÍN
El acuerdo firmado en la capital francesa hace cinco años busca mantener el calentamiento global muy por debajo de los 2 grados Celsius (3,6 Fahrenheit) — idealmente no más de 1,5 C (2,7 F) — a final de siglo frente a épocas preindustriales. Los expertos dicen que el mundo está lejos de conseguirlo, con la temperatura media ya en torno a 1 C (2 F), y que se necesitan acciones drásticas en los próximos 30 años.
Pero el reciente anuncio de China, el país que más contamina del mundo, de que eliminará gradualmente sus emisiones para 2060, y los compromisos de Japón y Corea del Sur para hacer lo mismo una década antes, han provocado un cauto optimismo entre los activistas por el clima. Sus esperanzas se vieron impulsadas por la victoria de Biden en las presidenciales estadounidenses a principios de mes y por su promesa de dar marcha atrás a la decisión del presidente Donald Trump de sacar al país del Acuerdo de París.
Impulsada por la pandemia, la Unión Europea quiere invertir cientos de miles de millones en una “recuperación verde” y está discutiendo un posible aumento de su objetivo de emisiones a medio plazo para 2030.
“Estos anuncios son realmente extraordinarios”, dijo Patricia Espinosa, jefa de la oficina de cambio climático de la ONU, a The Associated Press. “Hace solo unos meses, no creo que nadie hubiese predicho realmente que veríamos este tipo de anuncios en este momento. Y especialmente en medio de una pandemia”.
Según Espinosa, la disposición de los países a comprometerse con unos límites de emisiones más estrictos muestra que frenar el calentamiento global sigue siendo una prioridad política, y que el objetivo establecido en París es posible.