Ciudad de México.-
Con un programa variopinto en épocas, autores, corrientes y escuelas musicales, los Concertistas de Bellas Artes ofrecieron un concierto en el que se incluyeron obras de Simón Tapia Colman, Jules-Semler-Collery, Johannes Brahms, Nikolai Medtner y Robert Muczynski.
Con algunas de las más hermosas páginas del repertorio clásico y contemporáneo, la sala principal del Palacio de Bellas Artes, a pesar de sus amplias dimensiones, se tornó como un espacio íntimo para cobijar las interpretaciones de música de cámara, flauta, piano y clarinete, además de las voces.
GALA MUSICAL
Los concertistas que ofrecieron la velada fueron Zulyamir Lopezríos (soprano), Encarnación Vázquez (mezzosoprano), Adolfo Ramos (violonchelo), Rafael Urrusti (flauta) y Manuel Hernández (clarinete bajo), así como Erik Cortés Alcántara, Naoya Seino, Alfredo Isaac Aguilar y Santiago Piñeirúa (piano).
El concierto que ofrecieron este fin de semana fue la cuarta sesión anual consecutiva de la Gala Concertistas de Bellas Artes; los participantes son poseedores de técnicas interpretativas, vocales o instrumentales de alta calidad.
La velada inició de manera sutil. La soprano Zulyamir Lopezríos y el pianista Erik Cortés interpretaron De 12 poemas de J.W. von Goethe, OP 15, del ruso Nikolai Medtner. Luego, el clarinetista Manuel Hernández y el pianista Naoya Seino entregaron al público Légende et divertissement, del francés Jules-Semler-Collery.
PÚBLICO ENTUSIASTA
Los asistentes también disfrutaron de Sonata para flauta y piano, Op. 14, del estadunidense Robert Muczynski, a cargo del flautista Rafael Urrusti y el pianista Alfredo Isaac Aguilar. Tras esa intervención que fue debidamente celebrada por los asistentes, vino un breve intermedio.
Las luces se apagaron nuevamente para que Encarnación Vázquez y el pianista Santiago Piñeirúa elevaran su canto y notas con Los días de la voz, del español Simón Tapia. El punto final lo pusieron el violonchelista Adolfo Ramos, el clarinetista Manuel Hernández y el pianista Naoya Seino con Trío para clarinete, violonchelo y piano, Op 114, de Johannes Brahms.