La policía de Nueva Zelanda empezó a arrestar a decenas de manifestantes que acamparon en terrenos del Parlamento, en el tercer día de una protesta contra los requerimientos para combatir el COVID-19.
Los arrestos se llevaron a cabo después de que el presidente del Parlamento, Trevor Mallard, tomó la inusual medida de ordenar el cierre de los terrenos del recinto.
La policía convocó a más de 100 agentes adicionales de otras partes del país. De cualquier forma, los agentes no parecían tener prisa en tomar acción, ya que formaron una línea y le ordenaron a las personas que desalojaran el lugar, avanzando de forma muy lenta hacia ellas.
Hacia el mediodía, la policía había arrestado a más de 50 personas y acusó a muchas de ellas de invasión de la propiedad u obstrucción. Los policías no llevaban equipo antimotines ni armas, aunque sí chalecos protectores.
La policía dijo que les informó a los manifestantes que estaban en el lugar de forma ilegal.
"La policía ha exhortado en reiteradas ocasiones a los manifestantes a que salgan del lugar y ha comenzado a desalojar a personas del recinto", dijo el supervisor Corrie Parnell, comandante del distrito de Wellington. "Si bien la policía reconoce el derecho de las personas a protestar, esto debe realizarse de forma que no tenga un impacto injusto sobre el público en general".
Las manifestaciones comenzaron el martes después de que más de 1.000 personas condujeron en auto y camión desde diversas partes del país para integrarse a una caravana en el Parlamento, inspiradas por las protestas en Canadá y otras partes del mundo.
Para el jueves, el número de manifestantes se había reducido a unos 200. Algunos de los vehículos de los inconformes seguían estacionados en medio de las calles aledañas al Parlamento, lo que obligó al cierre de algunas vialidades. La Biblioteca Nacional y muchos bares y cafeterías de la zona decidieron cerrar sus puertas en lo que concluía la protesta.
Los terrenos del Parlamento a menudo son escenario de protestas pacíficas, aunque los campamentos multitudinarios en el lugar son poco comunes.
Por lo general, al menos algunos políticos salen para escuchar las inquietudes de los manifestantes. Sin embargo, en esta ocasión, los políticos reunidos en el Parlamento tras unas vacaciones de verano parecieron haber llegado a un inusual consenso de no reconocer a los inconformes, que según la primera ministra Jacinda Ardern no representan a la mayoría de los neozelandeses.