CIUDAD DE MÉXICO.- La lechuga, una planta herbácea ampliamente consumida, destaca por sus hojas dispuestas en rosetas y su textura suave pero crujiente. Se trata de un ingrediente común en ensaladas y otros platillos por su bajo contenido calórico y alto aporte de agua, lo que la convierte en una opción preferida en la alimentación diaria.
En México, se cultivan diversas variedades, como la baby, escarola, orejona y romana, siendo estas dos últimas las más consumidas.
- Con más de 2,000 años de consumo documentado, la lechuga tiene su origen en el sur de Europa, y fue durante el auge del Imperio Romano cuando su uso se extendió por todo el continente.
De acuerdo con el Poder del Consumidor, la lechuga es una fuente importante de nutrientes como la vitamina C, folatos, provitamina A (carotenos), tiamina y vitamina E, así como de minerales como fósforo, potasio, hierro y calcio.
Las hojas de color verde intenso, que suelen ser las menos tiernas, contienen mayores concentraciones de vitaminas y minerales; por lo que una lechuga de tono verde oscuro ofrece hasta 20 veces más carotenoides y 10 veces más luteína y folato que una de color verde claro.
La vitamina A que aporta la lechuga es esencial para la visión, el crecimiento, el desarrollo de los huesos y el mantenimiento de los tejidos corporales. Además, cumple un papel fundamental en la reproducción y el equilibrio hormonal, y también ofrece protección frente a enfermedades como el cáncer.
Por su alto contenido de fibra y agua, la lechuga promueve la salud gastrointestinal, ayudando a combatir el estreñimiento. Además, los minerales que contiene contribuyen a reducir la fatiga, mejorar el rendimiento muscular y fortalecer el corazón. Asimismo, desde tiempos antiguos, se le han atribuido propiedades calmantes, atribuidas a la presencia de compuestos como la lactucina y la lactucopicrina, que favorecen la relajación.