Cd. de México
Rubisel, de 13 años, se identifica como niño trabajador. Su jornada termina a altas horas de la noche cuando regresa a su casa caminando porque ya no encuentra combis y no le alcanza para un taxi. Como él, en México hay 3.26 millones de menores de 18 años que deben laborar para sobrevivir.
Cargando mercancía, vendiendo o limpiando ventanas en los semáforos, boleando zapatos o aseando casas, suelen trabajar infantes y adolescentes en las 32 entidades.
En el marco del Día Mundial contra el Trabajo Infantil conmemorado el 12 de junio, la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) indicó que aunque no hay cifras oficiales actualizadas, 3.26 millones de personas entre 5 y 17 años laboraban en México durante 2019.
En el informe "La Infancia Cuenta en México, desde y para niños, niñas y adolescentes: Trabajo Infantil, 2021", se incluyeron testimonios de niños que, como Rubisel, en Chiapas, deben salir a las calles a conseguir dinero para su sustento.
"Muchos nos pagan mal, no valoran lo que hacemos, nos pagan poquito. También somos abusados por delincuentes. Hay que estar cuidando en las calles, viendo que nadie nos vea", contó.
De acuerdo con este documento, elaborado junto con las organizaciones Melel Xojobal y Centro de Desarrollo Indígena Loyola, al menos 2 de cada 10 niños y niñas en el País, a consecuencia de la pobreza, tienen problemas para conseguir comida.
En México, 3 de cada 10 personas tienen menos de 17 años. Del total de niños que trabaja, el 38.9 por ciento son mujeres y 61.1 por ciento hombres.
Los que trabajan, lamentaron activistas, corren más riesgos al hacerlo en un ambiente de violencia y crimen, además de que se vulnera su salud física y emocional.
Según el informe, Guanajuato, Estado de México y Chihuahua son los estados con más pérdida de vidas en este sector etario.
Las historias de los niños que trabajan coinciden en la causa: sus familias viven en la pobreza.
Abraham, de 16 años y quien vive en Guanajuato, afirmó que lo hace de manera voluntaria, aunque admite que es complicado.
"Trabajo en un autolavado y cargo cosas pesadas. Me gusta porque puedo apoyar a mi mamá y puedo comprarme mis cosas por mí mismo", expuso.
En contraste, Naomi, de 15 años y quien vive en Oaxaca, dice que debe trabajar, pero no le gusta. Valeria sueña con ser doctora, mientras pela papas para poder comprar libretas.
Bryan vende flores para comprarse ropa y Juanita hace alcancías para que sus papás puedan comprar comida. Ella también anhela ser médico.