Antes de la guerra emprendida por Rusia, las familias ucranianas que viven en Monterrey, que se calcula en unas 50, solían conocerse, pero no tenían una convivencia frecuente, pero al iniciar el conflicto, del 24 de febrero a la fecha, los lazos entre los ucranianos se han fortalecido.
“La situación lamentable que está pasando Ucrania ahorita nos llegó a unir”, contó Yana Ivanova al atender el módulo en San Pedro de Pinta en donde esta pequeña y naciente comunidad vende su comida típica para enviar ayuda a las víctimas de la guerra en su país.