La dueña de un restaurante, Leticia Rodríguez, celebró a fines del año pasado la construcción de un nuevo bulevar junto al lago en esta ciudad del norte de México que esperaba atraería a más personas a su negocio. Pero ahora, con el embalse de La Boca casi vacío, los turistas han dejado de venir en bote, esquiar en el agua o simplemente comer.
- Rodríguez tuvo que despedir a la mayor parte de su personal en abril y ahora dirige el restaurante con su esposo e hijos.
Una sequía cada vez más profunda en el norte de México no solo está dificultando la vida cotidiana de los residentes, sino que también, en algunos casos, está amenazando sus medios de subsistencia.
“La única esperanza es que llueva”, dijo Rodríguez. “Que hasta cola de huracán llegue para que se recupere el embalse, porque eso es lo que más nos está matando”.
La semana pasada, la Comisión Nacional del Agua de México declaró una emergencia por sequía, lo que permitió al gobierno tomar medidas para garantizar el suministro de agua. El Monitor de Sequía del país colocó a casi la mitad del país, casi todas las regiones norte y central, en condiciones de sequía.
SEQUÍALa sequía está relacionada con el evento meteorológico conocido como La Niña, cuyos efectos se han intensificado con el cambio climático. La Niña es un enfriamiento natural y cíclico de partes del Pacífico ecuatorial que cambia los patrones climáticos en todo el mundo. En algunas áreas como el norte de México y el suroeste de Estados Unidos, eso ha significado un aumento de la sequía.
El secado del embalse de Santiago no es el único problema para el centro industrial de Monterrey, a unos 35 kilómetros (22 millas) al norte.
Otro embalse que alimenta a la ciudad, Cerro Prieto está a menos de la mitad del 1% de su capacidad -básicamente vacío- dejando un tercer embalse llamado El Cuchillo, que está lleno en un 46%, dijo Juan Ignacio Barragán, director general de Agua y Agua de Monterrey. Servicios de Alcantarillado.
En condiciones normales, el 60% del agua de la ciudad proviene de los embalses y el resto de pozos profundos, someros y túneles subterráneos de captación de agua.
En las próximas dos semanas, Barragán dijo que la ciudad planea expandir el uso de camiones cisterna para llevar agua a barrios más periféricos.
Para mitigar el empeoramiento de la situación, los sectores industrial y agrícola del estado de Nuevo León acordaron ceder una cantidad significativa de sus derechos de agua al estado. Aun así, los expertos dicen que las próximas semanas serán críticas. Si se retrasa la llegada habitual de las lluvias a finales de agosto, habrá que ampliar las restricciones de agua en la ciudad.
Aldo Iván Ramírez, profesor de la facultad de ingeniería de la Universidad Tecnológica de Monterrey, dijo que si bien la situación de Monterrey es preocupante -representa el 12% del PIB de México- “es mucho peor en otras localidades del país”.
La ciudad enfrentó una grave sequía en 1998 y 2013, pero ahora es más complicado porque solo El Cuchillo todavía tiene agua, dijo.
La crisis del agua de este año aún tomó a muchos en la ciudad por sorpresa. Pocas casas tenían tanques para almacenar agua. Muchas personas ahora han adoptado medidas para conservar el agua.
“Creo que esta crisis ha hecho pensar mucho a la gente”, dijo Ramírez. “No me gustaría que venga un huracán y alivie esta crisis y que todos se olviden porque eso sería lo peor que nos podría pasar”.
De vuelta en Santiago, Rodríguez, el dueño del restaurante, dijo que antes de que se secara cientos de turistas venían al embalse todos los fines de semana.
En un día reciente, señaló a través del fondo fangoso del lago a un restaurante abandonado en el lago donde los comensales solían llegar en bote. Cerró a principios de este año cuando el agua retrocedió y los turistas dejaron de venir.
“Para mí esto es peor que la pandemia, porque al menos en la pandemia había gente”, dijo el santiaguero de 54 años.
Ahora los patos caminan en las aguas poco profundas alrededor del final del muelle donde los turistas solían abordar los botes para los cruceros por el lago.
Sentado en uno de los asientos del otrora muelle flotante, Juan Pérez, de 65 años, dijo que perdió su trabajo junto con otras 60 personas cuando la empresa que ofrecía recorridos en bote quebró a principios de este año. Ahora sobrevive trabajando como conserje del pueblo.
“Es triste verlo así... es peor que un cementerio”, dijo Pérez al recordar el ambiente festivo que reinaba aquí los fines de semana.
Las autoridades están tratando de sacar la mayor cantidad posible del agua restante de La Boca.
Instalaron una bomba flotante que esperan extraiga unos 400 litros (105 galones) de agua por segundo que serán canalizados a Monterrey, dijo el ingeniero Raúl Ramírez, cuya empresa instaló la bomba. Planearon dejar suficiente agua para mantener viva la vida acuática restante.
De pie sobre el lecho seco de un lago que meses atrás estaba cubierto de agua, Ramírez dijo: “Nos advirtieron de la posibilidad de que esto pudiera ocurrir desde el año pasado y lamentablemente como sociedad no escuchamos, no quisimos entender. ”