La Comisión Nacional del Agua (Conagua) a través de su Servicio Meteorológico Nacional (SMN) ha informado que existe una zona de inestabilidad atmosférica frente a las costas mexicanas por lo que podría generarse el primer ciclón tropical del 2023 en el Océano Pacífico: Adrián.
Aunque el pronóstico tiene como periodo de observación los próximos siete días, el organismo prevé que esta zona tenga potencial de desarrollo ciclónico, es decir, de convertirse en tormenta tropical o bien, en huracán. En cualquiera de los casos, las precipitaciones se presentarán en las regiones aledañas al fenómeno (dependen de diversos factores como la intensidad, el recorrido o la cercanía con territorio nacional).
De esta forma, el SMN estará al pendiente sobre el progreso en esta zona de inestabilidad con el fin de prevenir las lluvias que se puedan general (y a su vez las afectaciones tales como las inundaciones). Así, Adrián sería el primer ciclón en el Pacífico, pero no de todo el año pues Arlene inauguró la temporada (1, 2 y 3 de junio).
El SMN de México estipula que cada sistema puede constituirse en cuatro etapas (pueden ser menos al no llegar a una intensidad mayor). La primera fase es la aparición de una perturbación tropical, que es una zona de inestabilidad atmosférica vinculada a un área de baja presión en la cual se presentan vientos incipientes.
Al incrementar su intensidad, se convierte en una depresión tropical. En ella, persiste la existencia de una zona de baja presión y los vientos son más fuertes con velocidades igual o menor a los 62 km/h. Posterior a ello, se trata de una tormenta tropical y es en esta etapa cuando las nubes toman la característica forma en espiral y recibe el nombre preestablecido por las autoridades. Sus vientos van entre los 63 y 118 km/h.
La última fase es cuando el sistema recibe el nombre de huracán. Estos presentan vientos superiores a los 119 km/h y su nubosidad se extiende entre los 500 y 900 km de diámetro con intensas lluvias en las zonas aledañas. En esta etapa, el ojo del huracán tiene un diámetro entre 24 y 40 km, pero puede llegar hasta los 100 km.
Estos a su vez, son clasificados bajo la escala Saffir-Simpson que los distribuye en cinco categorías. En la uno existen vientos entre 119 a 153 km/h y se prevé la caída de algunos árboles pequeños y posible daño al sistema eléctrico; en la dos, los vientos oscilan entre los 154 a 177 km/h con daños menores a las casas y edificaciones.
En la tres los vientos ascienden entre 178 y 208 km/h y existe el riesgo de que se generen grietas en las construcciones; en la cuatro los vientos se mantienen entre los 209 y los 251 km/h y se pueden presentar desprendimientos de techos, y en la categoría cinco -la más destructiva- los vientos máximos son por encima de los 252 km/h y los daños son severos en casas y demás viviendas.
Durante la temporada de 2022, un total de 8 ciclones tropicales tocaron tierra en México: cinco en las costas del Pacífico (Agatha, Kay, Lester, Orlene y Roslyn) y tres más en las del Atlántico (PCT4, Karl y Lisa). A pesar de no haber sido el de mayor intensidad, Agatha de categoría dos, fue el más mortal con más de una decena de personas fallecidas en Oaxaca.