SAN ANDRÉS LARRÁINZAR, México. — Cientos de personas rindieron homenaje el lunes en su pueblo natal al padre Marcelo Pérez, el sacerdote católico, defensor de los indígenas y campesinos asesinado la víspera al término de una misa en el sureño estado de Chiapas.
Aunque llevaba casi una década sufriendo amenazas y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) había pedido a México desde 2015 medidas de protección, Pérez fue tiroteado el domingo, a pleno día, en San Cristóbal de las Casas, por dos individuos en una motocicleta que dispararon a su vehículo.
Hoy la presidenta Claudia Sheinbaum dijo que el secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, estaba en contacto con el gobernador Rutilio Escandón —también del partido oficialista Morena— para analizar si la fiscalía federal debe atraer la investigación y agregó que el gobierno está coordinando también con las autoridades eclesiásticas "para avanzar en la investigación y que este crimen no quede impune".
La ONU, la CIDH y la Iglesia católica mexicana y latinoamericana, así como numerosos colectivos de derechos humanos, exigieron una investigación independiente y exhaustiva del homicidio. Además, los obispos de México urgieron a las autoridades a dar protección para todos los religiosos que viven en zonas de riesgo.
La oficina de la ONU para los Derechos Humanos indicó que Pérez es el séptimo defensor de derechos humanos asesinado en México lo que va de 2024.