Muestran solidaridad con migrantes en bordo de Juárez-Texas

Habitantes de Ciudad Juárez, en Chihuahua, han mostrado solidaridad con migrantes al darles comida, ropa y alojo

Cd. Juárez, México .-Algunos habitantes fronterizos no han dejado solos a los miles de migrantes que han arribado a la región de Ciudad Juárez, en Chihuahua, en sus límites con El Paso, Texas (Estados Unidos).

 Los juarenses han sido solidarios llevándoles alimento y ropa desde que inició la crisis migratoria por las restricciones de Estados Unidos hacia los venezolanos.

 La ayuda comenzó desde octubre pasado, cuando los sudamericanos instalaron un campamento a la orilla del Río Bravo, a unos 250 metros del Puente Internacional Paso del Norte.

 Fue en el bordo del afluente el punto donde la gente comenzó a congregarse para dar comida y bebidas.

 Llegaban ciudadanos de manera individual, o de grupos civiles y religiosos, con burritos o diferentes platillos como chile colorado, con arroz y frijoles, pizzas, además de café y pan para calmar el frío, y hasta dulces para los niños.

 Pese a que los venezolanos fueron desalojados por las autoridades a finales de noviembre, la gente continúa dirigiéndose al área para apoyarlos, ya sea en el bordo o en áreas cercanas.

 Día a día, se observan vehículos que llegan y entregan paquetes con comida a quienes se concentran en el lugar en espera del fin del programa denominado Título 42, que expulsa a los venezolanos una vez que se entregan a la Patrulla Fronteriza, debido a que desde el 12 de octubre pasado Estados Unidos restringió el acceso de venezolanos vía terrestre e implementó un programa para ser recibidos vía aérea para iniciar con sus trámites de asilo.

 El Título 42 se implementa con el argumento de prevenir la propagación del Covid-19, medida que inició desde marzo de 2020 y que miles de migrantes, principalmente venezolanos, esperaban que concluyera este diciembre.

 Los contrastes a orillas del Río Bravo En el Río Bravo convergen los contrastes.

 Mientras al bordo del lado mexicano llegan los pobladores solidarios, enfrente, del lado norteamericano, se encuentran elementos de la Guardia Nacional de Texas con tanquetas, así como un alambre de púas para evitar que los migrantes crucen hacia Estados Unidos.

 A diario se observan los migrantes con sus mochilas listas, en espera de la eliminación del Título 42, algunos recién llegados y sin haber comido por horas o días, pero que encuentran una mano de quienes acuden al Bravo para aminorar la espera.

 Una de las primeras que acudió a llevar ayuda alimentaria semanas atrás a los venezolanos fue Isela Torres, quien se organizó con sus compañeras de un grupo de oración del Rosario de la Colonia Pradera Dorada.

 "Decidimos aportar un granito de arena, no es mucho lo que estamos dando, pero pues de algo ha de servir", comentó mientras sostenía una bolsa grande con pan, de la que los migrantes tomaban una pieza al pasar.

 La mujer, de 63 años, comentó que al enterarse por las noticias de la situación que se vivía en la frontera de Ciudad Juárez y El Paso, decidieron organizarse para apoyarlos.

{"quote":" \"Se le parte a uno el corazón\", mencionó Torres."}, .


 Mientras los migrantes pasaban por las piezas de pan, le agradecían a la mujer, quien confió en que pronto se solucione su problemática, ya que los veía muy desesperados.

 "Me regala otra galletica", le decía un venezolano, "muchas gracias, Dios la bendiga".

 En aquella ocasión, Torres y sus compañeras llevaron burritos y pan, así como agua y jugos.

 "Nos solidarizamos, compartiendo algo de lo que Dios nos da ¿Verdad?", aseveró quien dijo sentirse bendecida porque tiene alimento y una casa donde dormir.

 Isela Torres es un ejemplo de la empatía de los habitantes de Ciudad Juárez y desea que también se dé a conocer la otra cara de esta frontera, ya que es más que los hechos violentos que opacan a la gente trabajadora.

 "Habemos mucha gente solidaria y buenas personas, trabajadoras, aquí es puro trabajo y aquí el que quiere trabajar hay trabajo para todo mundo", resaltó.

 "Aquí hay trabajo, no necesitan irse a Estados Unidos, el que quiera aquí sale adelante, si ellos quisieran aquí pueden salir adelante".

 José, un venezolano de 34 años, agradeció a las personas que se toman un tiempo para llevarles alimento.