Ciudad de México
Con un nudo de política y corrupción y una rosca de dólares y violencia, México y Guatemala forjaron una íntima y robusta relación de siameses en el crimen organizado transnacional, regional, nacional y local, con la mira puesta en la gigantesca —y lucrativa— demanda de Estados Unidos de drogas y de mano de obra barata.
Cuando guatemaltecos fueron convocados en enero de este año a acudir hoy a las urnas para elegir a jerarcas de tres de los principales poderes —Ejecutivo, Legislativo y Municipal— de Guatemala, las mafias mexicanas y guatemaltecas encendieron sus luces de alerta para afianzar y preservar sus influencias... con plata y plomo.