Cd. de México.-Vanessa Dib sólo quería que le retiraran el DIU en el IMSS en Querétaro, pero una negligencia provocó que le amputaran las piernas y perdiera el útero y un ovario.
En entrevista con REFORMA, recuerda que el 20 septiembre de 2018 acudió a la Unidad de Medicina Familiar (UMF) número 9 para cambiar su método anticonceptivo. El dispositivo intrauterino había cumplido el tiempo de vida en su cuerpo y era necesario que se lo retiraran.
En ese entonces, ella tenía 27 años. Los doctores que la atendieron le informaron que el DIU se había movido y estaba en una posición inadecuada, por lo que era necesario practicarle un legrado.
Dib señaló que tras este procedimiento, al personal médico le urgía salir a su receso, por lo que prácticamente la abandonaron por 40 minutos, adolorida y con las piernas abiertas, hasta que un camillero la auxilió.
"Los doctores hablaban de tener hambre, de que querían irse a comer, me quitan el DIU y se van a comer y me dejan abierta. Me dejan en la cama donde inician el legrado con las piernas abiertas, media hora más o menos, de media hora a 40 minutos, hasta que llega un camillero que es quien me ayuda a incorporarme bien, a taparme, a cerrar mis piernas y al día siguiente me dan de alta", contó.
Posteriormente, sintió malestares y ahí fue cuando se enfrentó al peregrinaje: buscó a especialistas en Ginecología del IMSS en hospitales, pero éstos la regresaron con el médico familiar.
Otra vez, lamentó, se topó con la urgencia del personal de salud por terminar con su trabajo.
Relató que el médico que la atendió no le prestaba poca atención y minimizó sus síntomas, ni siquiera la miró a la cara.
Tampoco, comentó, se tomó el tiempo de preguntar por otras molestias u ordenar otro estudio mínimo que evitará que perdiera las piernas.
"Digo, mi médico familiar cuando me dio el diagnóstico mal dado, ni siquiera me volvió a ver a la cara. Él escribió en la computadora, y escribía y escribía, y escribía. No me revisó, no me tocó, no nada, y así me diagnosticó. Entonces, yo creo que es una atención deficiente, y digo, si son consultas de 15 minutos, que sean 15 minutos realmente de calidad", agregó.
En ese entonces, el diagnóstico fue de gastrocolitis. Le ordenaron dieta y ejercicio, las que siguió hasta el 2 de octubre que agravó: acudió a urgencias con dolor y vómito severo.
Después de ingresar, tuvo el primer paro cardiaco de los tres por los que ha atravesado. Incluso, se le llevó a declarar muerte clínica por media hora debido a dificultades del corazón para bombear sangre.
La infección generalizada por la mala práctica ginecológica y que no fue bien diagnosticada provocó que las venas de sus arterias se obstruyeran. Antes, le extirparon la matriz y un ovario cuando estaba en coma.
IMSS le ofrece 88 mil pesos"Pero también esas amputaciones no han sido las más funcionales. Hasta el momento llevo cuatro amputaciones y estoy en espera de una quinta. Siempre he estado consciente que se pudo haber prevenido si me hubieran, mínimo, dando una atención más eficaz", lamentó.¿88 mil pesos por sus piernas?Tras casi cuatro años, Vanessa ha batallado en todos los aspectos. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) investiga el caso, pero el IMSS, aseveró, no le ha ni ofrecido una disculpa por su negligencia.
Para reparar el daño, le ofrece 88 mil pesos, lo que, cuestionó, no cuesta ni una de las tres prótesis que ha comprado por su cuenta.
"Por parte del IMSS no se me ha comunicado más, no han hablado conmigo ni siquiera para ofrecer una disculpa por el daño que han hecho. Obviamente no (es suficiente), yo creo que no vale la pierna de nadie esos 88 mil pesos. (Son) 4 años de estar estancados mis proyectos de vida", consideró.
Perdió su trabajo y tranquilidadPara costear todo lo que vino después de la amputación, la madre soltera empezó con la venta de su ropa. No obstante, estaba rebasada por los gastos, tuvo que también ofrecer paletas de chocolate, bolsitas de dulce, pasteles y decorar uñas.
"Hago de todo un poco para poder sustentar mis gastos...pero pues no ha sido fácil", se sinceró.
En lo familiar, apuntó, sus hijos han tenido que madurar rápido y asumir más responsabilidades para ayudarla.
"En un principio pues era de que querían salir conmigo, como antes que íbamos al parque o íbamos a jugar fútbol un ratito, y pues ya siempre es así de 'ah, pues ya no puedes ¿verdad?'. Les ha costado socializar con otros niños por la situación por la que han vivido", indicó.
"(Mis planes), no eran estar en cama un año y medio, no era no volver a llevar a mis hijos a la escuela, entonces pues ahorita en lo que estoy enfocada es en qué voy a hacer en un futuro con las condiciones en las que me encuentro".Sus exigencias
- A cuatro años de lucha, asevera que no parará hasta llegar a las últimas consecuencias.
Entre sus peticiones están la reparación integral del daño, que se le paguen las prótesis, el aumento de la pensión, al referir que está asegurada con lo mínimo, ayuda psicológica y psiquiátrica, apoyo emocional y talleres para su familia y sus hijos, y un curso de concientización a los médicos, para que "vuelvan a humanizarse".
"A lo mejor una persona sin los recursos como yo, y como muchas personas que vamos a atendernos ahí, pues no tenemos cómo para pelearle al IMSS algo, entonces a veces prefiere no decir nada o ya dar por bien servido el salir vivos".