Washington.- Un nuevo pico desde los años ochenta, que esta vez ya roza los dos dígitos. Los datos del índice de precios al consumo (IPC), la principal herramienta para medir la inflación, arrojan un incremento del 9,1% en junio en comparación con el año anterior, el ritmo anualizado más rápido desde 1981.
En tasa mensual, los precios escalan un 1,3% y la inflación subyacente mensual, descontados los precios más volátiles de energía y alimentos, un 0,7%. El alza fue propulsada por los precios más altos de la gasolina, el aumento de los alquileres y el notable encarecimiento de los comestibles.
Los datos superan las previsiones de los expertos, que apuntaban a una subida del 8,8% y el 1,1%, respectivamente. Incluso la Casa Blanca se había curado en salud, advirtiendo de que se registraría un índice de inflación “muy elevado en junio a causa del precio de la gasolina”, explicó este miércoles la portavoz, Karine Jean-Pierre.
En mayo, la subida fue del 8,6% y del 1%, respectivamente.
Para la Administración de Joe Biden, una inflación en máximos es la peor baza posible para las elecciones de medio mandato, en noviembre.
El aumento ha sido generalizado, siendo los índices de gasolina, vivienda y alimentos los mayores contribuyentes. El índice de energía subió un 7,5% durante el mes y contribuyó casi la mitad del incremento, con el precio de la gasolina un 11,2% más caro.
- En cuanto a la alimentación, según muestran los datos publicados este miércoles por la Oficina de Estadísticas de EE UU, subió un 1% en junio.
El endurecimiento rápido de la política monetaria en EE UU para contener la presión de los precios alimenta la inquietud sobre el crecimiento y pone nerviosos a los mercados. Los últimos datos de inflación animan a la Reserva Federal a otro gran aumento de los tipos, con una probable subida de tres cuartos de punto porcentuales en su próxima reunión, a finales de este mes.