Coches de lujo decomisados, bloqueos carreteros de varios días, políticos exigiendo justicia en una región apolillada por la mafia... La última crisis política en Guerrero ha adquirido tintes de sainete. La semana pasada, políticos y cargos públicos de la región de Tierra Caliente y el norte del Estado cortaron las vías de comunicación de la zona, después de que las autoridades asegurasen una bodega llena de coches de lujo. Los vehículos pertenecían supuestamente a La Familia Michoacana, longeva organización criminal, encabezada por los hermanos Jhonny y José Alfredo Hurtado Olascoaga. Este martes, la gobernadora, Evelyn Salgado, de Morena, se ha reunido con los políticos de la zona, acabando finalmente con los bloqueos.
El caso ha llamado la atención incluso del presidente, Andrés Manuel López Obrador. Este miércoles, el mandatario se refirió al asunto: “Yo les puedo decir que estaba más complicado lo que sucedía en Tierra Caliente que lo de Tamaulipas”, ha dicho, en referencia a la violencia y los cortes de carreteras que se han desatado estos días en el noreste de México. “Ya se resolvió, afortunadamente hay diálogo y todo”, añadió. López Obrador no ha dado más detalles de la negociación. Tampoco se ha referido al papel que ha jugado La Familia Michoacana en lo ocurrido.
Desde hace años, este grupo criminal muestra su poderío en la región, prevalencia que impone a sangre y fuego. En octubre pasado, sicarios del grupo asesinaron a 20 personas en uno de los municipios más castigados de la zona, San Miguel Totolapan, incluidos el alcalde y su padre. En diciembre, criminales mataron a siete personas en el pueblo vecino de Coyuca. Estos y otros ataques traían la firma de los hermanos Hurtado, que han vivido sin problemas en la zona, apoyados en la complicidad voluntaria o forzada de la población y sus representantes políticos. El último ejemplo de esa complicidad subyace al episodio de los carros de lujo.