El Día de Muertos y Halloween son celebraciones que tienen lugar en contextos culturales distintos, aunque presentan algunas similitudes superficiales. Ambas festividades ocurren en fechas cercanas, pero difieren en sus significados y tradiciones.
El Día de Muertos, de origen mexicano y con raíces prehispánicas, se celebra el 1 y 2 de noviembre, mientras que Halloween, que se observa el 31 de octubre, se deriva de un antiguo festival celta llamado Samhain.
Halloween
Halloween, por otro lado, tiene orígenes que se remontan a más de tres mil años en el antiguo festival celta conocido como Samhain. Este festival marcaba el final de la temporada de cosechas y el inicio del invierno, además de ser considerado el comienzo del nuevo año celta.
Durante esta festividad, se creía que las almas de los difuntos regresaban para visitar a sus seres queridos, mientras que aquellos que habían fallecido en el último año emprendían su viaje hacia el inframundo.
En su origen, Halloween era conocido como All Hallow´s Eve, o Víspera de Todos los Santos. La celebración incluía rituales para ahuyentar a los espíritus malignos, lo que a menudo se traducía en la práctica de encender fogatas y usar disfraces para confundir a los fantasmas. Con el paso del tiempo, Halloween se transformó en una celebración más comercial, centrada en disfraces, dulces y diversión.
En Estados Unidos, Halloween fue inicialmente desalentado por los colonizadores, pero a partir de 1800, comenzó a reemerger como una festividad relacionada con la cosecha, incorporando elementos del antiguo festival celta.
La llegada de un gran número de inmigrantes irlandeses a principios del siglo XIX ayudó a revitalizar la celebración, la cual para el siglo XX ya se había convertido en una de las festividades más populares del país.
Hoy en día, Halloween se asocia principalmente con actividades recreativas, en las que niños y adultos se disfrazan, recogen golosinas y participan en diversas actividades. Aunque su conexión con ritos paganos se ha perdido, la celebración mantiene su esencia lúdica y festiva.
En México, Halloween ha ganado popularidad en años recientes, influenciada por la cultura pop y el cine, permitiendo que los niños se disfracen y participen en la tradición de "pedir calaverita".