En 2024, el Gobierno federal gastará más en pagar deuda que en obra pública. El ejercicio del próximo año contempla un billón 263 mil millones de pesos para el costo financiero de la deuda, que se conforma por intereses, comisiones u otros gastos de la deuda del Gobierno federal, Pemex y CFE, así como programas de apoyo a ahorradores y deudores de la banca.
En contraste, los recursos para inversión física serán 888 mil 803 millones de pesos, es decir, 375 mil 191 millones menos que el servicio de la deuda.
Lo anterior no sucedía desde 2020, de acuerdo con los Presupuestos Federales de Egresos de la Federación registrados entre ese año y 2024.
"Este comparativo es importante porque implica que cada año, mientras más costo financiero de deuda se pague, menos espacio fiscal queda para hacer obras de todo tipo", dijo Jesús Carrillo, director de Economía Sostenible del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco).
Esto se debe a que el costo financiero de la deuda sigue siendo elevado debido a las altas tasas de interés actuales.
Incluso, si se compara con el monto aprobado para este año habrá una caída real anual de 23 por ciento en la inversión física, que es toda aquella enfocada a construir, conservar o adquirir bienes de capital para la obra pública directa e indirecta.
Si al monto de la inversión física se le suman los recursos que Petróleos Mexicanos (Pemex) recibirá para obra, el monto llega a un billón 100 mil millones de pesos y queda todavía por debajo del costo financiero de la deuda, señaló Carrillo.
Recordó que la deuda debe servir para el desarrollo del país, pero si se considera que en 2024 ésta asciende a un billón 900 mil millones de pesos y la inversión física a un billón 100 mil millones de pesos, significa que 800 mil millones serán para gasto corriente, lo que es inconstitucional.
El Artículo 4 de la Constitución establece que los recursos obtenidos vía deuda se deben destinar a proyectos, actividades y empresas que apoyen los planes de desarrollo económico y social.
Sin embargo, si se usa para gasto corriente, se convierte en deuda improductiva que en un contexto de altas tasas de interés se convierte en una presión para los próximo años, porque el costo financiero de la deuda seguirá aumentando, agregó Carrillo.
"En todos los sentidos lo que hace esto es dejar menos espacio fiscal para gastar en el desarrollo nacional", enfatizó.
Al respecto, el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) ha advertido que el próximo año el costo de la deuda pública será equivalente a 3.7 por ciento del PIB, su nivel más elevado en 33 años.