Andrés Manuel López Obrador, el presidente de México, se ha vuelto a poner este jueves del lado del Ejército. Frente a las acusaciones que lanzó el grupo de investigadores que han indagado el caso Ayotzinapa durante los últimos años, López Obrador ha dicho que respeta su punto de vista, pero que no lo comparte. El Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) ha concluido este martes su trabajo tras llegar a un corredor sin salida del que culpan al Ejército, por no proporcionar información esencial que podría ayudar al esclarecimiento de la desaparición de los 43 estudiantes normalistas hace casi 10 años.
"No hay impunidad, no es cierto que la Marina y la [Secretaría de la] Defensa no estén ayudando. Si se ha avanzado, es precisamente por la colaboración" de estas instituciones, "y también por la decisión que hemos tomado de que no se permite la impunidad", ha asegurado el presidente desde su tribuna. El Gobierno de Morena ha dado un impulso a las investigaciones con la creación de una fiscalía especial y una comisión gubernamental dedicada al caso. Las nuevas pesquisas desmontaron la versión del gobierno anterior, incluido el encarcelamiento del exprocurador general, Jesús Murillo Karam, y la detención de varios militares.
NUEVO RUMBOEl nuevo rumbo de la investigación se vio bloqueado el año pasado por distintas presiones. El GIEI es un organismo que durante estos años ha mantenido la confianza de los padres de los desaparecidos y de la comunidad internacional. Su trabajo ha aportado rayos de luz que han permitido iluminar este caso desde que los estudiantes desaparecieron a manos de las fuerzas de seguridad del Estado. Los familiares de las víctimas han pedido una reunión con el presidente después de conocer los resultados del último informe. "El Gobierno tiene que definir de qué lado está: si del lado de las mentiras del Ejército o si está del lado de las familias y de la verdad", han proclamado.