Coahuila
Bajo un sol abrasante un monstruo de acero y fierro está al borde de la extinción. Sin luz, ni personal, con las máquinas apagadas y oficinas polvosas, Altos Hornos de México (AHMSA) transita por su mayor crisis en 81 años de historia. La empresa, que llegó a ser una de las acereras más importantes de América Latina, motor del 20% de la actividad económica en Monclova (Coahuila), ahora languidece asfixiada por deudas cifradas en 650 millones de dólares y falta de liquidez. De los 17.000 empleados en plantilla, en este momento, apenas van unos 300 trabajadores, a oscuras, a verificar el estado de los equipos, preguntar sobre el pago de salarios, ante el impago de meses, y a cerciorarse de que la planta coquizadora, el último bastión de una criatura industrial de 1.200 hectáreas, sigue encendida.
AHMSA vive uno de sus peores momentos en ocho décadas de historia. Tras meses de pagos irregulares, sus empleados están al borde del estallido social. La semana pasada la situación alcanzó uno de sus puntos más álgidos cuando un puñado de trabajadores bloqueó vialidades y tomó las instalaciones unas horas para exigir el pago de nóminas. Bloqueos, llantas quemadas y huelgas de hambre fueron parte de los titulares de los diarios locales. Las protestas tuvieron resultados a medias: los trabajadores sindicalizados recibieron al menos una semana de pago, sin embargo, aún les deben ocho semanas, mientras que los empleados de confianza siguen sin sueldo como hace tres meses. Sin dinero para pagar lo más elemental: luz y salarios, la compañía atraviesa ya un proceso de quiebra y en espera de que una próxima inyección de capital de la mano de sus nuevos dueños, Argentem Creek, que les dé un nuevo balón de oxígeno.
Un horno apagado en la planta 2 de Altos Hornos de México en Monclova.