El agua está destinada a convertirse en uno de los elementos naturales más cotizados del planeta a medida que su escasez se vuelve alarmante, lo que genera desplazamientos masivos de poblaciones que huyen de la sequía y amaga con provocar graves disputas entre países fronterizos para hacerse con su control.
El agua juega un papel primordial en la agricultura y el desarrollo industrial y energético, lo que aumenta exponencialmente su valor cuando es insuficiente. Las agrupaciones ecologistas advierten que se encuentra bajo amenaza extrema por el incremento de la población mundial, la creciente demanda de la agricultura y la industria, la mala gestión, la contaminación y los efectos del cambio climático.
Las consecuencias más graves se visualizan en los desplazamientos humanos, cada vez más frecuentes, por las sequías que, en algunas zonas, se han vuelto más pertinaces y prolongadas como consecuencia del cambio climático, que altera el ciclo de lluvias desplazando las precipitaciones y alterando su frecuencia. Según las previsiones de la ONU y del Banco Mundial, la sequía podría poner a 700 millones de personas en riesgo de desplazarse para 2030. Los analistas subrayan que, mientras la escasez de agua tiene un carácter estructural, las sequías se determinan por fenómenos meteorológicos cuyos efectos se han vuelto más destructores por el sobrecalentamiento global.
La última crisis humanitaria por la sequía está vigente en el noreste de África, luego de tres temporadas de lluvias fallidas consecutivas que han destruido las cosechas y el ganado en esa región. La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) aumenta la asistencia en Somalia a miles de personas que siguen huyendo de sus hogares en busca de alimentos, alojamiento y agua potable.
Enfrentamientos por posesión
- Otro problema es el agravamiento de los enfrentamientos por la posesión del agua, fundamentalmente para su uso industrial y agrícola
- Los expertos apuntan la posibilidad de que en las próximas décadas países fronterizos de las zonas más urgidas del planeta emprendan guerras por el control de depósitos de agua a cielo abierto o subterráneos y cauces fluviales para sacar rendimiento agrícola o energético
- Los conflictos territoriales por el dominio del agua están ahí desde hace décadas, aunque hasta ahora han mantenido un perfil de baja intensidad
- A medida que la disponibilidad del agua se reduce, mayor es el riesgo de que se produzcan choques a gran escala entre las comunidades afectadas
- Herramientas expresamente creadas para detectar alertas tempranas establecen la existencia de alrededor de 2 mil posibles puntos conflictivos en el planeta por la posesión del agua, con una tasa de precisión de 86%. El ejemplo más claro es el de Egipto, Sudán y Etiopía, enzarzados por la explotación de uno de los tramos del Nilo Azul.