El portavoz del Ministerio de Exteriores, Oleg Nikolenko, lamentó que durante los ataques "contra infraestructuras civiles" llevados a cabo el lunes, las tropas rusas "tuvieron como objetivo instituciones diplomáticas" extranjeras.
Así, subrayó que como resultado de estos ataques, "se han registrado daños en las Embajadas y se ha puesto en peligro la vida y la salud de diplomáticos extranjeros y empleados".
"Rusia ha cruzado una nueva línea roja con estas acciones criminales. Los ataques contra instalaciones diplomáticas extranjeras son un crimen de guerra, una grave violación de la Convención de Viena", ha afirmado.
En este sentido, pidió a la comunidad internacional que condene estos bombardeos y aumente la presión contra el Kremlin mediante el uso de sanciones y con el envío de sistemas de defensa antimisiles.
- No obstante, garantizó que el Ministerio de Exteriores está preparado para entregar la asistencia necesaria a las misiones diplomáticas y restaurar la infraestructura dañada, además de abrir una investigación sobre estos presuntos crímenes.