La catástrofe natural más mortífera en décadas deja miles de heridos y desaparecidos; junta militar abre puertas a ayuda internacional
Myanmar vive una de las tragedias más devastadoras de su historia reciente, tras el fuerte sismo de magnitud 7.7 que azotó el país el viernes, dejando hasta ahora mil 644 personas muertas, 3 mil 408 heridas y al menos 139 desaparecidas, según el balance oficial más reciente difundido por la junta militar este sábado.
El terremoto, considerado uno de los más intensos en un siglo en esta nación del sudeste asiático, colapsó edificios, carreteras, puentes y paralizó aeropuertos, especialmente en la región de Mandalay, la segunda ciudad más importante del país, cercana al epicentro.
En medio del caos y ante la falta de maquinaria pesada, sobrevivientes cavaban con sus propias manos entre los escombros en un desesperado intento por rescatar a personas atrapadas.
En un gesto poco común, el jefe de la junta militar, general Min Aung Hlaing, solicitó apoyo internacional y se trasladó a la zona afectada en Mandalay, donde el sismo también provocó incendios y un colapso casi total de la infraestructura.
Myanmar, país ya golpeado por años de conflicto armado y crisis política, enfrenta ahora un reto humanitario sin precedentes.