Mohammed Aziz Hussain, de 56 años, murió en la horca en la cárcel de Changi y fue enterrado, dijo la activista Kirsten Han, del grupo Transformative Justice Collective, que hace campaña por la abolición de la pena de muerte. Hussain fue condenado a muerte en 2018 por traficar 50 gramos de heroína.
La ejecución en la horca de Saridewi Djamani, de 45 años, está dispuesta para el viernes. Fue condenada y sentenciada en 2018 por el tráfico de unos 30 gramos de heroína, dijeron el grupo y organizaciones defensoras de los derechos humanos. Según Han, la última mujer ahorcada en Singapur fue Yen May Woen, una estilista de 36 años, en 2004, también por tráfico de drogas.
"Las autoridades singapurenses deben poner fin inmediatamente a estas violaciones flagrantes del derecho de vivir en su aplicación obsesiva de estas políticas antidrogas equivocadas" dijo Adilur Rahman Khan, secretario general de la Federación Internacional de Derechos Humanos, en un comunicado.
La ejecución de Djamani sería la 15ta por delitos de drogas desde que reanudó la pena capital en marzo de 2022, un promedio de una por mes, dijeron siete agrupaciones en un comunicado conjunto, entre ellas Amnistía Internacional.
Cualquier persona, ciudadana o extranjera, condenada por tráfico de más de 500 gramos de cannabis o 15 gramos de heroína, enfrenta la pena de muerte, que es obligatoria.
Los grupos de derechos humanos, el empresario británico Richard Branson y la ONU han exhortado a Singapur a detener las ejecuciones por delitos de drogas, ante las pruebas crecientes de que la pena de muerte es ineficaz como disuasivo. Pero las autoridades dicen que todos los procesos obtienen juicios justos y la pena capital es crucial para ayudar a detener tanto la oferta como la demanda de drogas.