Los esfuerzos del primer ministro británico, Boris Johnson, por eliminar partes del acuerdo comercial que firmó con la Unión Europea después del Brexit ha superado su primer obstáculo en el Parlamento, pese a las advertencias de sus críticos sobre que la iniciativa es ilegal.
En una votación el lunes por la noche, los legisladores dieron su aprobación inicial por 295 votos a favor y 221 en contra a un proyecto de ley que permite a las autoridades británicas reescribir las normas comerciales para Irlanda del Norte. La votación abre camino para que el texto pase un detallado escrutinio en las próximas semanas.
Si se aprueba, la legislación eliminaría los controles a las mercancías que entran en Irlanda del Norte desde el resto de Reino Unido, lo que ignoraría partes del tratado comercial que firmó Johnson antes de que Gran Bretaña abandonara la UE en 2020.
El gobierno británico afirma que las normas, conocidas como Protocolo de Irlanda del Norte, causan complicaciones a los negocios y socavan la paz en Irlanda del Norte. Londres alega que su decisión unilateral está justificada dentro del derecho internacional debido a la “situación genuinamente excepcional”.
Las voces críticas -incluida la predecesora de Johnson, Theresa May- dicen que la maniobra es ilegal y perjudica seriamente la reputación internacional británica como “un país que cumple su palabra”.
“Como patriota, yo no querría hacer nada que mermara a este país a los ojos del mundo”, dijo May al Parlamento.
“Debo decir al gobierno que este proyecto de ley no es, en mi opinión, legal según el derecho internacional”, añadió. “No alcanzará sus objetivos y mermará la posición de Reino Unido a ojos del mundo, y no puedo apoyarlo”.
La UE ha amenazado con tomar represalias contra Gran Bretaña si sigue adelante con su plan de reescribir las normas del acuerdo de divorcio, lo que plantea el riesgo de una guerra comercial entre los dos grandes socios comerciales.
Johnson ha dicho que si el Parlamento colabora, el plan podría convertirse en ley para final de año. El gobierno quiere acelerar la tramitación de la ley antes de que los legisladores se tomen el receso del verano.
Irlanda del Norte es la única parte de Reino Unido que comparte una frontera con un país de la UE, Irlanda. Cuando Gran Bretaña abandonó la Unión Europea y su zona de libre comercio sin fronteras, las dos partes acordaron mantener la frontera terrestre irlandesa libre de puestos de aduanas y otros controles, porque una frontera abierta es un pilar clave del proceso de paz que puso fin a décadas de violencia en Irlanda del Norte.
En lugar de eso, para proteger el mercado único europeo, hay controles sobre algunas mercancías, como carne y huevos, que entran en Irlanda del Norte desde el resto de Reino Unido.
El gobierno conservador de Johnson afirma que una aplicación con exceso de celo por parte de la UE hace que las normas no funcionen como se esperaba y provoca una crisis política en Irlanda del Norte.