En pocas semanas comenzará el año escolar en Estados Unidos y los casos de COVID-19, impulsados por variantes altamente contagiosas, están nuevamente en ascenso, lo que tiene a los padres sumamente nerviosos.
Cunde el temor de que los maestros se enfermen, las escuelas cierren y los niños se vean nuevamente obligados a tomar clases desde casa por internet.
Algunos distritos escolares han estado contratando personal adicional a fin de cubrir cualquier ausencia, pero muchos no han tomado medidas y simplemente se aferran a la esperanza de que no pasará nada.
Incluso algunos de los distritos escolares que más problemas tuvieron con las clases en medio de la propagación de la contagiosa variante ómicron han aplicado escasos cambios en sus sistemas.
Entre ellos está el condado Baltimore, donde el total de días de clases perdidos por falta de docentes sumó 159 a inicios de año, según la firma de investigaciones Burbio, que monitorea más de 5.000 distritos escolares en todo Estados Unidos. Autoridades en esas localidades sostienen que no ven necesidad de hacer cambios.
“No anticipamos cambios significativos a nuestros planes, no anticipamos problemas significativos”, expresó Charles Herndon, portavoz del sistema de escuelas públicas del condado Baltimore.
Aun así, el distrito está listo para dar clases a distancia si fuera necesario.
Una de las mayores preocupaciones es la falta de personal docente, incluso mayor que el propio virus, declaró Dan Domenech, director ejecutivo de AASA, una asociación de superintendentes escolares.
Los distritos escolares de Filadelfia son un ejemplo de los trastornos que puede causar un brote del virus. Desde enero, 114 escuelas de la ciudad tuvieron que pasar a educación remota por un promedio de ocho días cada una, para un total acumulado de 920 días, más que ningún otro distrito en la base de datos de Burbio de enero a junio.