- MADRID, España.
Al recibir el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales, el arqueólogo mexicano Eduardo Matos Moctezuma destacó que en su tarea que ha sido “penetrar en el pasado para traerlo al presente”, la historia nos muestra que España y México han vivido “en carne propia” los efectos de la guerra. “Esto no se olvida, pero tampoco podemos anclarnos en el pasado y guardar rencores, sino mirar hacia delante”.
“En esto, México y España deben dirigirse hacia un futuro promisorio”, porque ambos países “están unidos por lazos indisolubles”.
Al ser galardonado por su ingente investigación de las culturas prehispánicas y la promoción de su conocimiento, el erudito recordó que “esa moderna máquina del tiempo que es la arqueología” fue el medio para trasponer el tiempo mismo y llegar ante los pueblos que nos antecedieron en la historia. “Así, la historia y la arqueología nos llevan frente a las sociedades del pasado y nos muestran que muchas de ellas fueron creadoras de avances importantes y que, en su devenir, surgieron imperios y gobernantes poderosos que en su soberbia creyeron que serían eternos, pero no fue así”.
“No se puede pretender manipularla ni cometer el despropósito de tergiversarla. Mala consejera es la ignorancia que en muchas ocasiones lleva a la mentira. La historia la escriben los pueblos. Ellos son forjadores de futuros mejores”.
Matos afirmó que “México y España están unidos por lazos indisolubles. Así lo expresé cuando se me comunicó la decisión del jurado del Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales. Así lo sigo diciendo al recibir este honroso galardón. Lo que hoy son nuestros dos países venían, de siglos atrás, arropados en sus propias historias”.
En el año 1521, explicó, se dio “la conjunción de ellas. En aquel año ocurrió el encuentro de dos maneras de pensar diferentes, de sociedades que tenían su propia visión del universo”.
“En la primera parte de la conquista, el enemigo a vencer por las huestes de Hernán Cortés y miles y miles de aliados indígenas enemigos de Tenochtitlán, eran los mexicas o aztecas. Lograda la victoria militar el 13 de agosto de 1521, comenzaba la segunda parte: la conquista espiritual a manos del aparato ideológico representado por la iglesia, en tanto que se continuaba la conquista de otras regiones para conformar la Nueva España”.
Recordó que “varios siglos debieron de pasar bajo el nuevo orden peninsular con cambios en lo económico, político, social y religioso. Esta situación se vio interrumpida cuando las fuerzas insurgentes alcanzaron la victoria y surgió la nueva nación en el año de 1821. El México independiente iniciaba su propio camino. Pocos años después, en 1836, nuestros dos países acordaron el Tratado de Paz y Amistad y entablaron relaciones diplomáticas después de largas luchas: México reconocía a España y España reconocía a México como nación independiente. Buen ejemplo para superar pasados agravios”.
Hizo hincapié en que la historia nos muestra que “toda guerra conlleva muerte, destrucción, desolación, imposición, injusticia y violencia. España lo ha vivido en carne propia. México también. Esto no se olvida, pero tampoco podemos anclarnos en el pasado y guardar rencores, sino mirar hacia adelante. En esto, México y España deben dirigirse hacia un futuro promisorio”.
Para el promotor del mundo prehispánico y gran divulgador de este campo del conocimiento, los premios y reconocimientos no son solo para las personas o instituciones a quienes se les otorga: “Son también para aquellos maestros que nos formaron; para las instituciones que nos apoyaron” y que hicieron posible “desarrollar nuestro conocimiento”.
Pero también resaltó el papel de instituciones como la Escuela Nacional de Antropología e Historia fue su Alma mater, al Instituto Nacional de Antropología a la que ha pertenecido por más de seis décadas, donde ingresó como estudiante y hoy es investigador emérito.
Matos agradeció el papel de la Universidad Nacional Autónoma de México, que propuso su candidatura para el Premio Princesa de Asturias.
Matos Moctezuma ha desarrollado su trabajo de campo en sitios arqueológicos como Comalcalco, Tepeapulco, Bonampak, Teotihuacán, Cholula, Tula, Tlatelolco y Tenochtitlán.
El arqueólogo mexicano estuvo al frente del ingente trabajo del Proyecto del Templo Mayor, el más importante rescate arqueológico en pleno centro de la Ciudad de México y que lo fue de Tenochtitlán, y encabezó las tareas para el Museo del Templo Mayor, que dirigió.
El 1 de mayo de 1978, al poco tiempo de mostrarse públicamente por primera vez la Coyolxauhqui, el también exdirector del Museo Nacional de Antropología e Historia dijo a Proceso (edición 78) que el Templo Mayor “no es un proyecto para el turismo”.
Y señaló: “No laboramos para el turismo; en mi mente –agregó— no está ahora que alguien venga a visitar estas ruinas y queden bien o mal impresionado. El proyecto se ubica en un contexto ideológico-prehispánico que permita conocer, de una manera integral, al pueblo mexica y así extender mucho de su funcionamiento económico y superestructural y su relación con otros pueblos a los que tenía sojuzgados”.
Además de las múltiples responsabilidades de investigación académicas y reconocimientos recibidos en el mundo, Matos Moctezuma es miembro de El Colegio Nacional, la Academia Mexicana de la Historia, la Sociedad Mexicana para el Estudio de las Religiones, la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, el Seminario de Cultura Mexicana y la Academia Nacional de Historia y Geografía, entre otros.
El acta del jurado que otorgó al arqueólogo mexicano reconoció el “extraordinario rigor intelectual del premiado para reconstruir las civilizaciones de México y Mesoamérica, y para hacer que dicha herencia se incorpore con objetividad y libre de cualquier mito. Sus trabajos en Tula, Teotihuacán y, muy especialmente en el Templo Mayor de Tenochtitlán constituyen, por la intensidad y la continuidad de la investigación de campo, páginas ejemplares del desarrollo cientofico de la arqueología y del diálogo fecundo con el pasado, entre culturas distintas y entre las ciencias sociales y humanas”.
Felipe VI: La guerra no va a destruir la culturaAl tomar la palabra, el rey Felipe VI se refirió a todos los galardonados y, en su oportunidad, dijo del arqueólogo mexicano Eduardo Matos Moctezuma “reivindica con vehemencia los lazos indisolubles que unen a nuestros países. Lo hace desde el conocimiento profundo de la historia y la cultura de México, y con el aval de un intenso trabajo de análisis e investigación de las culturas mesoamericanas, por el que es reconocido internacionalmente”.
“Desde muy joven –prosiguió— ha tratado de encontrar respuestas a las preguntas que nos plantea el pasado, de huir de los tópicos y leyendas que lo distorsionan y empobrecen la verdad. Hoy, le agradecemos su ingente tarea; el cariño y sinceridad con los que defiende las relaciones fraternales y fructíferas entre España y México, al amparo de nuestra historia común y de nuestra convivencia de siglos”.
Asimismo, tras hablar que la Fundación Princesa de Asturias se prepara para una nueva etapa, el rey Felipe VI recordó “la situación económica mundial, la seguridad energética o la crisis medioambiental son enormes desafíos a los que se suma una guerra en Europa”.
“En Ucrania, la guerra está destruyendo vidas; también proyectos de futuro, ilusiones y esperanzas, sentimientos y emociones personales”.
“En ésta y como en toda guerra, es víctima todo aquello que nos enriquece como seres humanos y que constituye un legado transmitido de generación en generación”.
Añadió que la guerra está destruyendo bibliotecas, colegios, música, museos, ciencia, arte. “La Cultura es, por tanto, víctima de la guerra. Pero la guerra jamás va a destruir la Cultura; ni los valores que representa; como tampoco la libertad y la dignidad de los seres humanos, y que son la esencia de estos Premios y de nuestra Fundación. Unos valores que también representa Europa”.
El monarca resaltó que el origen de la actual Unión Europea fue la búsqueda de una paz permanente tras la devastación causada por las dos grandes guerras mundiales. “La Declaración Schuman, primer gran paso hacia ella, conserva hoy, 72 años después, su magnifico significado, porque la idea de una Europa unida para conseguir y preservar la paz en el continente sigue estando plenamente vigente”.
“Momentos adversos como los actuales, provocan dudas e inquietudes sobre la propia construcción europea. Por eso no podemos desfallecer, debemos preservar para al consolidación de este proyecto, que tanto nos ha unido y que nos sigue uniendo. Un proyecto de progreso, de libertad, de equidad, de respeto, de Derechos Humanos, de principios democráticos; que merece nuestra lealtad y todo nuestro compromiso en uno de los momentos más cruciales de su historia reciente”.
Los galardones fueron entregados por la Princesa de Asturias, Sofía de Borbón, quien además de Matos Moctezuma en el área de Ciencias Sociales, también lo hizo con el dramaturgo Juan Mayorga, Premio Princesa de Asturias de las Letras; el periodista Adam Michnik, Premio de Comunicaciones y Humanidades; la emprendedora social Ellen MacArthur, premio de Cooperación Internacional.
Asimismo, se entregó a la cantante Carmen Linares y la bailaora María Pagés, reconocidas promotoras del flamenco, el premio Princesa de Asturias de las Artes; al arquitecto japonés Shigeru Ban, premio de la Concordia, por su idea del uso de materiales reciclables para la construcción de viviendas para víctimas de desastres; Yann LeCun, Demis Hassabis, Yoshua Bengio y Geoffrey Hinton obtuvieron el premio de Investigación Científica y Técnica –los dos últimos no acudieron por recomendación médica—.
El premio de los Deportes se entregó a la Fundación y el Equipo Olímpico de Refugiados, representados por su presidente Thomas Bach y por dos deportistas.
La ceremonia de entrega de la 42 edición de los Premios Princesa de Asturias se celebró en el Teatro Campoamor de Oviedo. En el evento, el presidente de la Fundación Premio Princesa de Asturias, Luis Fernández Vega se despidió al terminar su mandato, y es reemplazado por Ana Isabel Fernández, catedrática de Economía Financiera y rectora de CUNEF.