- BARCELONA
La cumbre de un día en Barcelona se celebró en una jornada de huelgas y protestas generalizadas al otro lado de los Pirineos contra la reforma de las pensiones propuesta por Macron, que incluye subir de 62 a 64 años la edad de jubilación. Sánchez, como anfitrión, tuvo que soportar una ruidosa manifestación de separatistas catalanes cerca del lugar de la reunión.
El Tratado de Barcelona firmado por los líderes establece grupos de trabajo entre sus gobiernos en diversas áreas. Los líderes y varios de sus ministros discutieron temas que incluyen energía, migración y apoyo al esfuerzo bélico de Ucrania, con el objetivo de encontrar una causa común para dirigir la política de la Unión Europea.
Ambos gobiernos consideran esto como un vínculo diplomático de primer orden. España solo tiene un tratado similar con Portugal; Francia los tiene con Alemania e Italia.
Los líderes buscan reforzar sus posiciones dentro de la Unión Europea. Macron se presenta como el político más destacado del continente para llenar el hueco de la excanciller de Alemania Angela Merkel, mientras que Sánchez quiere que España tenga un papel más influyente en Bruselas tras la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea.
Tras años de relaciones cordiales, pero en ocasiones distantes entre Francia y España, los dos países se han acercado mucho últimamente.España, Francia y Portugal han acordado construir un enorme ducto submarino para transportar hidrógeno desde la Península Ibérica a Francia y en algún momento al resto de Europa. El ducto, llamado H2Med, irá desde Barcelona a Marsella.
Macron y Sánchez también quieren que se reforme el mercado energético europeo para responder a la crisis energética provocada por la invasión rusa de Ucrania. España también espera que Francia pueda respaldar su petición de que la UE extienda el permiso concedido el año pasado a España y Portugal para aplicar medidas especiales para bajar los precios de la energía, un plan que posiblemente podría servir de inspiración para toda Europa.
La reunión se llevó a cabo en el Museo de Arte Nacional de Cataluña, en un antiguo palacio sobre la colina de Montjuic, con vistas a Barcelona.
Varios miles de separatistas catalanes se manifestaron en el exterior en un intento de reactivar su menguante movimiento para crear un nuevo estado en su región nororiental española, que hace frontera con Francia.
El sonido de los abucheos distantes se oía a lo lejos mientras Macron y Sánchez pasaban revista a soldados españoles a su llegada, antes de que se interpretaran los himnos nacionales de los dos países. Manifestantes al norte de Barcelona interfirieron con el tráfico de una autopista.
Sánchez ha invertido mucho capital político en desactivar la crisis separatista, con indultos a líderes encarcelados de un intento infructuoso de secesión en 2017 y reformas legales recientes. Aunque eso ha logrado reducir las tensiones en Cataluña, aún queda un núcleo duro de independentistas que no tiran la toalla.