Francia
Francia celebró el viernes su fiesta nacional con el sobrevuelo de aviones de guerra y un gran desfile del Día de la Bastilla en París —y con más de 100.000 agentes de policía apostados en todo el país para prevenir un nuevo estallido del malestar que reina en los vecindarios más pobres.
Este año, los eventos anuales que festejan el inicio de la Revolución Francesa el 14 de julio de 1789 se realizaron a la zaga de los disturbios más graves en casi 20 años, tras la muerte de un adolescente de origen norafricano baleado por la policía, en incidente que dejó al desnudo la arraigada desigualdad y la discriminación racial.
El invitado de honor este año fue el primer ministro indio Narendra Modi, quien observó el desfile junto al presidente francés Emmanuel Macron desde una tribuna VIP. Aproximadamente 240 soldados indios encabezaron la marcha por la Avenida de los Campos Elíseos seguidos por miles de efectivos franceses. Aviones cazas indios de fabricación francesa participaron en el tradicional sobrevuelo.
Francia suele invitar a sus aliados internacionales en el Día de la Bastilla y busca reforzar la cooperación en la lucha contra el cambio climático y la venta de armas en la estratégica región indo-pacífica. Pero la amplia agenda excluyó los derechos humanos, a pesar de las inquietudes de legisladores europeos, grupos defensores de los derechos y otros.
La Guerra de Rusia en Ucrania, que ocupó el lugar central en los festejos del año pasado, se vio reflejada también este año. Entre los vehículos exhibidos había baterías antimisiles Caesar, que Francia envía a Ucrania, y había invitados ucranianos en la tribuna VIP.
En la víspera, Macron condecoró de manera póstuma con la Legión de Honor a un periodista francés muerto meses atrás en Ucrania, Arman Soldin, de la agencia noticiosa Agence France-Presse (AFP).
Participaron en el desfile 6.500 personas, 94 aviones y helicópteros, 219 vehículos terrestres, 200 caballos y 86 perros. En poblaciones de toda Francia se realizaron festejos para celebrar los ideales nacionales de "libertad, igualdad y fraternidad".
El presidente francés Emmanuel Macron saluda a los espectadores.
Pero la divisa nacional suena como una burla para los habitantes de barrios descuidados, provenientes de las antiguas colonias francesas, que se debaten entre la falta de oportunidades y el racismo cotidiano. Estos problemas pasaron al frente con la muerte de Nahel Merzouk, de 17 años, el mes pasado en el suburbio parisino de Nanterre.
Su muerte de un disparo policial a quemarropa, captada en un video, provocó días de enfrentamientos con la policía, quema de inmuebles y vehículos y saqueos de tiendas en ciudades grandes y pequeñas de todo el país.
Macron no se ha referido directamente a los problemas suscitados por la muerte de Merzouk y se ha concentrado en dar apoyo a las poblaciones dañadas por los disturbios. Un asesor presidencial dijo que la violencia "no tuvo impacto" sobre los planes para el desfile, pero que los festejos se realizan "en un momento en que es necesario reafirmar la cohesión nacional".
Durante la noche del jueves al viernes, el Ministerio del Interior reportó la detención de 97 personas en actos de violencia urbana y la quema de 218 vehículos, una cifra levemente inferior a la del año pasado.