- Washington
Un F-22 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos ha derribado un objeto sospechoso que se aproximaba a Alaska por el aire a gran altitud, según ha informado este viernes la Casa Blanca, sin dar detalles sobre la procedencia. La orden de derribar el objeto ha sido dada por el presidente, Joe Biden. El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, que ha hecho el anuncio, ha dicho que se trataba de un objeto más pequeño que el globo chino derribado la semana pasada.
Kirby ha remitido a una rueda de prensa del Pentágono posterior, pero ha aportado algunos detalles más. No puede caracterizar el nuevo objeto como un globo (aunque ha tenido un lapsus al llamarlo así un par de veces). Tiene el tamaño aproximado de un coche pequeño, ha dicho. Por ahora no hay indicaciones de que el nuevo objeto tuviera equipos de vigilancia ni propulsión propia, ha añadido. El globo chino tenía capacidad de maniobra de la que este objeto aparentemente no disponía. No iba tripulado, según pudo comprobar un caza de la Fuerza Aérea en un vuelo previo al derribo.
La preocupación principal acerca de este nuevo objeto es el riesgo que suponía para los vuelos civiles, pero no representaba una amenaza militar. Estados Unidos espera recuperar los restos sobre las aguas congeladas de Alaska al noreste del Estado, cercanas a la frontera con Canadá en el Ártico, y analizarlos para sacar conclusiones adicionales.
El riesgo para los vuelos civiles es lo que habilitaba a Biden para ordenar una intervención inmediata. “Vamos a permanecer vigilantes sobre nuestro espacio aéreo”, ha dicho Kirby. “El presidente asume como primordial su obligación de proteger nuestros intereses de seguridad nacional”, ha añadido.
El presidente recibió información sobre el objeto la tarde del jueves, después de que dos cazas lo sobrevolaran.El Pentágono no ha dado apenas información adicional sobre el objeto y ha remitido a la recuperación y análisis de los restos. Sí ha señalado que la Marina estadounidense ha recuperado ya una cantidad significativa de restos del globo chino derribado la semana pasada y que se están procesando. El portavoz del Pentágono ha asegurado que con ello han aprendido mucho sobre el artefacto chino y eso permitirá detectarlos en el futuro con mayor facilidad.
El incidente del globo chino ha enturbiado las relaciones entre Pekín y Washington. Tras el avistamiento, el secretario de Estado, Antony Blinken, suspendió un viaje a China, donde planeaba llegar el domingo pasado. Y Biden advirtió el martes durante su discurso sobre el estado de la Unión: “Si China amenaza nuestra soberanía, actuaremos para proteger a nuestro país”.
China se defiende y sostiene que se trataba de un globo meteorológico de carácter civil y con funciones de investigación científica. El Departamento de Estado respondió el jueves que el globo llevaba antenas capaces de interceptar comunicaciones y paneles solares de un tamaño suficiente para generar energía con la que alimentar sensores de recolección de datos de inteligencia. Asegura que las imágenes de alta resolución que la Fuerza Aérea fue tomando mientras el globo atravesaba Estados Unidos la semana pasada muestran equipos diseñados para funciones de inteligencia, y no los propios de los globos meteorológicos.
El Departamento de Estado asegura que aparatos de vigilancia de Pekín han sobrevolado más de 40 países de los cinco continentes. Además, afirma que el globo chino iba equipado con instrumentos aparentemente capaces de interceptar y geolocalizar señales de comunicaciones, sin precisar de qué tipo. Según explicó Blinken, Estados Unidos ha compartido información con docenas de países de todo el mundo, tanto desde Washington como a través de las embajadas.
Además, Washington asegura que la compañía fabricante del globo, cuyo nombre no ha desvelado, mantiene lazos con el ejército chino y que se plantea tomar medidas contra las entidades vinculadas a la incursión en el espacio aéreo estadounidense.
El Pentágono asegura que ha habido cuatro globos anteriores que han sobrevolado territorio estadounidense como parte de un programa chino que lleva funcionando varios años, tres durante la presidencia de Donald Trump y otro ya con la de Biden.