WASHINGTON. — Hace cuatro años, el candidato Joe Biden se presentó ante sus seguidores en una secundaria de Detroit, flanqueado por Kamala Harris y otras estrellas demócratas en ascenso, y se autodenominó un puente hacia la próxima generación de líderes.
Ahora como presidente que busca la reelección, regresa a la ciudad el viernes y muchos en su partido ahora le suplican que cumpla esa misma promesa y se haga a un lado. Pero Biden sigue desafiante y dice que permanecerá en la contienda a pesar de un desastroso desempeño en el debate que desencadenó una ola de llamados para que ponga fin a su candidatura.
Durante una conferencia de prensa el jueves, cuando se le preguntó por qué ya no se consideraba un "puente" hacia la próxima generación de líderes, Biden respondió que "lo que cambió fue la gravedad de la situación que heredé en términos de economía, política exterior y división doméstica".
"Tengo que terminar el trabajo", señaló.
En las dos semanas transcurridas desde la debacle en el debate, Biden y su equipo han estado en una carrera incesante para persuadir a legisladores inquietos, donantes nerviosos y un electorado escéptico de que, a la edad de 81 años, todavía es capaz de ser presidente. Pero una serie de viajes a estados en disputa, entrevistas con periodistas y una inusual conferencia de prensa en solitario han hecho poco para calmar la angustia dentro del partido sobre la candidatura de Biden y sus perspectivas contra Donald Trump en noviembre.
- Hasta ahora, 17 legisladores demócratas —un senador y 16 representantes— han pedido públicamente a Biden que se haga a un lado. La expresidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, demócrata por California, ha indicado que Biden todavía tiene que tomar una decisión sobre si se postula, a pesar de que el presidente ha dejado claro que permanece en la contienda.
Mientras tanto, su campaña de reelección ha reconocido indirectamente que el camino de Biden hacia la Casa Blanca se está estrechando, diciendo que el llamado "muro azul" de Michigan, Wisconsin y Pensilvania es ahora el "camino más claro" hacia la victoria, incluso cuando otros estados disputados como Arizona y Nevada no están fuera de alcance.
Esa estrategia se refleja en cómo Biden está redoblando sus esfuerzos en los estados del medio oeste, llegando a Detroit casi una semana después de hacer campaña en Madison, Wisconsin; Filadelfia; y Harrisburg, Pensilvania. Reunir el entusiasmo en Detroit y entre su considerable población negra podría resultar decisivo para las posibilidades de Biden de ganar Michigan, que el demócrata recuperó en 2020 después de que Trump lo ganó cuatro años antes por poco más de 10.000 votos.
Pero en un momento crítico en el que Biden necesita consolidar su apoyo, los principales líderes demócratas del estado estarán ausentes en el evento del viernes, donde Biden planea hablar sobre el "Proyecto 2025".
En 2016, Trump ganó Michigan por un estrecho margen, atribuido en parte a la reducción de la participación en áreas predominantemente negras como el condado Wayne en Detroit, donde Hillary Clinton recibió muchos menos votos que Barack Obama en elecciones anteriores.
Biden recuperó gran parte de ese apoyo hace cuatro años, cuando derrotó a Trump en Michigan por 154.000 votos, pero tiene trabajo por hacer. Detroit tiene una población que es casi 78% negra.