El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, enfrentaba conversaciones difíciles el martes con líderes israelíes sobre el futuro de Gaza después de la guerra, mientras el ejército israelí seguía adelante con su ofensiva en el castigado territorio. Los intensos bombardeos y los combates remecían campos de refugiados y hacían huir a palestinos, además de complicar los esfuerzos de los grupos humanitarios para llevar ayuda a la población.
Blinken dijo que llegaba a Israel con compromisos de cuatro naciones árabes y Turquía para ayudar a reconstruir Gaza después de la guerra. Sin embargo, esos países también quieren ver el final de los combates en Gaza y medidas concretas para la creación de un estado palestino junto a Israel, algo que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha prometido que no permitirá.
Sin embargo, sigue habiendo amplias diferencias entre Estados Unidos e Israel sobre cómo se gestionará la Franja de Gaza cuando —y si— sus actuales gobernantes de Hamás sean derrotados. Las autoridades estadounidenses han pedido que la Autoridad Palestina, que ahora gobierna zonas de la Cisjordania ocupada por Israel, asuma el control de Gaza. Los líderes israelíes han rechazado la idea pero no han presentado un plan más concreto más allá de un control militar sobre el territorio por tiempo indefinido.
Blinken también intenta evitar una guerra abierta entre Israel y Hezbollah. Tras un ataque en Beirut la semana pasadas atribuido a Israel que mató al número dos de Hamás, ambos bandos han recrudecido sus intercambios de fuego. Hezbollah dijo el martes que había atacado con drones explosivos el centro de mando militar israelí en la localidad de Safed, un ataque que se adentraba en territorio israelí más que otros de la milicia libanesa. El ejército israelí dijo que un dron había caído en una base al norte sin causar daños, lo que sugería que había sido interceptado. No identificó la base.
"Hay mucho de lo que hablar, en particular sobre el futuro", dijo Blinken tras reunirse con el presidente de Israel, Isaac Herzog.
Estados Unidos ha presionado a Israel para que reduzca su ofensiva en Gaza a operaciones más precisas contra Hamás. Pero el ritmo de muerte y destrucción ha continuado prácticamente igual, con varios cientos de palestinos muertos al día, según responsables de salud en Gaza. Israel ha prometido continuar hasta que haya destruido a Hamás en todo el territorio, en respuesta al ataque del 7 de octubre en el que los milicianos mataron a unas 1.200 personas, en su mayoría civiles, y secuestraron a otras 250 en el sur de Israel.
Aun así, después de tres meses de combates, Hamás mantiene una firme resistencia.
El ejército israelí dice que ha desmantelado la infraestructura de Hamás en el norte de Gaza, donde amplias extensiones han sido arrasadas. Pero los combates continúan allí contra lo que Israel describe como pequeños grupos de milicianos. La ofensiva se centra ahora en la ciudad sureña de Jan Yunis, donde las fuerzas de tierra llevan semanas combatiendo, y varios campos de refugiados urbanos en el centro de la Franja de Gaza.
"Los combates continuarán durante todo 2024", dijo el vocero militar Daniel Hagari.
Desde que comenzó la guerra, la ofensiva israelí sobre Gaza ha matado a más de 23.000 palestinos, unos dos tercios de ellos mujeres y niños, y herido a más de 58.000, según el Ministerio de Salud en Gaza, controlada por Hamás. La cifra de muertos no distingue entre combatientes y civiles. Un cuarto de la población enfrenta riesgo de hambruna porque el asedio israelí apenas permite la entrada de un goteo de comida, agua, medicamentos y otros suministros.
Durante la noche y hasta el martes por la mañana, los aviones de combate golpearon varios puntos de Jan Yunis y sus alrededores. La artillería y los disparos de tropas israelíes resonaron en el campo de refugiados de Nuseirat, en el centro de Gaza, donde las tropas han ido avanzando desde el norte, dijo un residente, Saeed Moustafa. Enfrentaban una fuerte resistencia de hombres armados en el campo, dijo.
Como otros campos de refugiados en Gaza, Nuseirat se construyó para alojar a palestinos expulsados de sus hogares durante la guerra de 1948 en torno a la formación de Israel, y a lo largo de las décadas se ha convertido en una localidad densamente poblada donde viven refugiados y sus descendientes.
Las familias en los barrios norteños de Nuseirat huían a otras zonas del campo, dijo Moustafa por teléfono, mientras se oían disparos esporádicos de fondo. Algunos intentaron ir al sur por la principal carretera norte-sur de Gaza, pero la encontraron bloqueada por tanques israelíes y se dieron la vuelta, dijo. En panfletos, el ejército había dicho a la gente que empleara otra carretera, que pasa junto a la costa, para evacuar.
La oficina humanitaria de Naciones Unidas, conocida por sus siglas en inglés OCHA, advirtió que los combates en el centro de Gaza dificultaban seriamente las operaciones para distribuir ayuda. Varios almacenes, centros de salud y refugios se han visto afectados por órdenes de evacuación del ejército, señaló. Algunas panaderías en la ciudad central de Deir al-Balah se han visto obligadas a cerrar. Un almacén de Naciones Unidas sufrió un ataque la semana pasada en el que murió un empleado y el ejército detuvo a otros cinco trabajadores, de los que dos seguían retenidos.
El panorama es aún más sombrío en el norte de Gaza, aislado del resto del territorio desde octubre por las fuerzas israelíes. Decenas de miles de personas que permanecen allí enfrentan escasez de comida y agua. La OMS dijo el domingo que no había podido llevar suministros al norte de Gaza en 12 días debido a los bombardeos y a que no habían conseguido que el ejército israelí les garantizara un paso seguro.
OCHA dijo que el ejército había rechazado cinco intentos de enviar caravanas de ayuda al norte en las últimas dos semanas, lo que incluía entregas programadas de suministros médicos y combustible para instalaciones de agua y saneamiento.
Blinken llegó a Israel en plena escalada de enfrentamientos entre Israel y Hezbollah, que se agravó tras el asesinato de la semana pasada del número dos de Hamás, Saleh Arouri, en Beirut.
Hezbollah dijo que el ataque de drones en la base del norte de Israel era una nueva represalia por el asesinato de Arouri y por el de un destacado comandante de Hezbollah en un bombardeo israelí el lunes.
Un dron israelí atacó un auto en el sur de Líbano el martes por la mañana y mató a las tres personas que había dentro, según dijeron funcionarios de seguridad y la agencia estatal de noticias. En un primer momento no había reportes sobre la identidad de los fallecidos.
Israel ha advertido que podría lanzar una campaña militar para poner fin al fuego transfronterizo de los milicianos.
Funcionarios estadounidenses dijeron que esperaban que las conversaciones de Blinken con Netanyahu, el gabinete de guerra y otros funcionarios estuvieran entre las más difíciles de esta gira, la cuarta que hace a Oriente Medio desde que comenzó la guerra.
Blinken dijo el lunes que Arabia Saudí, Jordania, Qatar, Emiratos Árabes Unidos y Turquía han acordado seguir planeando la reconstrucción y gobernanza de Gaza una vez termine la guerra entre Israel y Hamás. Esos países se habían resistido antes a las peticiones estadounidenses de comenzar la planificación de posguerra, insistiendo en que primero debía celebrarse un cese el fuego y una reducción drástica del sufrimiento de los civiles en Gaza.
Blinken no dio detalles sobre las posibles contribuciones. El apoyo financiero y material de EAU y Arabia Saudí podría ser esencial para el éxito de cualquier plan.