“Fue algo como lo que he visto en las películas. No podía creer los que estaba viendo", dijo Edwards.
“Había agentes tendidos en el piso. Estaban sangrando. Yo resbalaba en la sangre de la gente".
“Era una carnicería", afirmó. “Era un caos”.
Su crudo y en ocasiones explícito testimonio formó parte de la primera audiencia pública sobre las conclusiones de la comisión de la Cámara de Representantes que investiga la insurrección en el Capitolio estadounidense.
Sus recuerdos de aquel día son los últimos presentados por los policías que pelearon durante horas mientras una violenta turba de partidarios del entonces presidente, Donald Trump, algunos de ellos armados con tubos, bates y espray para osos, irrumpieron en el Capitolio tras superar rápidamente a los sobrepasados agentes. Más de 100 oficiales resultaron heridos, muchos de ellos golpeados, ensangrentados y magullados.
Durante su declaración, en la sala estaban también sus compañeros en la Policía del Capitolio Harry Dunn y Aquilino Gonell, así como Michael Fanone, agente de la Policía Metropolitana. Todos ellos testificaron sobre la violencia que sufrieron ante la comisión el pasado verano. Algunos momentos de su testimonio hicieron llorar a Dunn, con 13 años de servicio a sus espaldas.
Las palabras de Edwards estuvieron acompañadas de una serie de imágenes, testimonios y evidencias inéditas que el comité recopiló en los últimos 11 meses para documentar cómo las palabras y acciones de Trump condujeron a la incursión en el Capitolio. En las grabaciones se ve como los agentes son agredidos con astas de bandera, cubos de basura y soportes para bicicletas.
“Derramé, literalmente, sangre, sudor y lágrimas para defender el edificio en el que pasé incontables feriados y fines de semana trabajando", afirmó Edwards.
La agente señaló que ha trabajado en cientos de disturbios civiles, pero pronto se dio cuenta de que aquello era distinto y pidió a su supervisor que enviase refuerzos.
“Creo que vamos a necesitar más gente aquí abajo", dijo, según recordó, calificando sus palabras como el “eufemismo del siglo”, ya que los agentes eran rápidamente superados por cientos de manifestantes.
De acuerdo con su relato, sufrió una conmoción cerebral luego de que los asaltantes le lanzaron un soporte de bicicletas a la cabeza, lo que la hizo retroceder. “Me desmayé”, agregó señalando que en los meses posteriores al incidente sufrió desmayos.
Pero el momento que recuerda con más claridad fue cuando vio a su compañero Brian Sicknick ponerse “fantasmagóricamente pálido".
Sicknick, quien resultó herido durante la confrontación, sufrió un derrame cerebral y murió por causas naturales un día después del asalto. Los miembros de su familia estuvieron junto a Dunn y Gonell mientras Edwards describía sus lesiones.
Antes de que pudiese acudir en ayuda de Sicknick, Edwards contó que fue rociada con espray de pimienta.
“Ni en mis sueños más descabellados pensé que como agente de policía, como agente de las fuerzas de seguridad, me encontraría en el medio de una batalla", dijo. “Yo no estoy entrenada para el combate. Ese día fueron horas de combate cuerpo a cuerpo".
La vicepresidenta de la Comisión, Liz Cheney, dio las gracias a Edwards y a los otros agentes, además de a sus familias, por su presencia y colaboración con la pesquisa. La diputada republicana de Wyoming destacó el sacrificio realizado por los policías ese día con los limitados recursos y equipos con los que contaban ese día.
“Como parte de nuestra investigación, presentaremos la información sobre lo que sabían la Casa Blanca y otras agencias de inteligencia, y por qué el Capitolio no estaba mejor preparado", apuntó Cheney.
Cheney criticó además a los republicanos que han desafiado al comité a centrarse más en los fallos de seguridad.
“No perderemos de vista el hecho de que la policía del Capitolio no provocó el ataque de la multitud", indicó. “Y no culparemos de la violencia de ese fía, violencia provocada por Donald Trump, a los agentes que de forma valiente los defendieron a todos".