TALLAHASSEE, Florida
El huracán Helene empapó algunas partes de México el miércoles en una trayectoria que se vaticina lo llevará a Florida con fuerza de categoría 3 o mayor y marejadas que podrían sumergir casas, una advertencia estremecedora que generó el desplazamiento de residentes a territorios más altos, causó la suspensión de clases y la emisión de declaratorias de estado de emergencia en todo el sureste de Estados Unidos.
El huracán ha aumentado su intensidad este miércoles, alcanzando la categoría 1, según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC, por sus siglas en inglés). Pero tras su paso por encima de las inusualmente cálidas aguas del Golfo de México durante la noche del miércoles, se prevé que golpeará la costa norte de Florida con categoría 4 a última hora del jueves. El organismo advierte que este fenómeno natural traerá consigo "marejadas ciclónicas potencialmente mortales, vientos dañinos y lluvias torrenciales a una gran parte de Florida y la región de Big Bend".
El centro de Helene se ubicaba a unos 735 kilómetros (460 millas) al suroeste de Tampa, Florida, informó el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC, por sus siglas en inglés). Se tiene previsto que adquiera más fuerza y crezca a medida que cruza el Golfo de México.
"Sólo espero y rezo para que todos estén a salvo", comentó Connie Dillard, residente de Tallahassee, mientras compraba en un supermercado que tenía cada vez menos agua y pan, antes de dirigirse a la carretera para irse de la ciudad. "Es lo único que uno puede hacer".
El huracán se encuentra en el percentil 90 por su tamaño, y podría provocar una marejada cilónica de hasta 5,5 metros (18 pies) en algunos sitios, señalaron meteorólogos. Sus vientos y lluvias podrían ingresar muy adentro del territorio estadounidense, incluso mientras se debilita luego de que toque tierra firme en Florida el jueves por la noche, advirtieron autoridades.
La aseguradora Gallagher Re prevé recibir miles de millones de dólares en reclamaciones por daños en Estados Unidos. Aproximadamente 18.000 trabajadores eléctricos de otros estados arribaron a Florida, listos para ayudar a restablecer el suministro eléctrico. Los aeropuertos de St. Petersburg, Tallahassee y Tampa planeaban cerrar el jueves, y 62 hospitales, casas para ancianos e instalaciones de vivienda asistida evacuaron el miércoles a sus residentes.
Helene se movía hacia el norte a 19 kilómetros por hora (12 millas por hora), con vientos máximos sostenidos de 140 km/h (85 mph), y se tiene previsto que se intensifique sobre las aguas cálidas del Golfo de México. Algunos meteorólogos indicaron que se convertirá en huracán de categoría 3 o mayor el jueves, con vientos superiores a 177 km/h (110 mph). Se pronostica que su centro impacte la franja noroccidental de Florida.
En Tallahassee, donde las gasolineras se empezaron a quedar sin combustible, Kameron Benjamin, un estudiante de 19 años de la Universidad A&M de Florida, llenaba sacos de arena junto con su compañero de cuarto para proteger su apartamento antes de evacuar el inmueble. Su escuela y la Universidad Estatal de Florida suspendieron las clases.
"Este huracán se dirige directo a Tallahassee, así que realmente no sé qué esperar", comentó.
Mientras los residentes del norte de Florida se preparaban para la llegada de Helene, muchos recordaron el paso del huracán Michael en 2018. Esa tormenta se intensificó rápidamente e impactó la costa como un huracán de categoría 5 que arrasó Panama City y partes de la zona rural de la franja noroccidental de Florida.
Sectores de la península mexicana de Yucatán se encontraban bajo alertas de huracán mientras Helene pasaba entre la península y el extremo oeste de Cuba en dirección al Golfo de México. Luego de formarse el martes en el mar Caribe, la tormenta inundó calles y derribó árboles al desplazarse cerca de la localidad turística de Cancún.
En Cuba, las autoridades trasladaron el ganado a terrenos más elevados, y brigadas médicas acudieron a comunidades que suelen quedar aisladas por las tormentas. El gobierno cortó preventivamente el suministro eléctrico en algunas comunidades, mientras olas de hasta 5 metros (16 pies) de altura azotaban la bahía de Cortés. En las Islas Caimán, las escuelas permanecieron cerradas, y los residentes bombeaban agua de las casas inundadas.
En Estados Unidos, las autoridades federales distribuyeron generadores, alimentos y agua, y también enviaron equipos de búsqueda y rescate, al igual que trabajadores para restablecer el suministro eléctrico.
Jerry McCullen, arriba de la escalera a la izquierda, y Carson Baze, en la derecha, tapian las ventanas de una casa previo a la llegada del huracán Helene, en Alligator Point, Florida.