Ahora, Chris Arthur enfrenta 25 años de cárcel: Matar o sobrevivir era su meta

Un jurado lo declaró culpable de cargos relacionados con enseñar al informante del FBI a fabricar explosivos destinados a matar a agentes de fuerzas federales, así como de posesión ilícita de armas

MOUNT OLIVE, Carolina del Norte.- El ejército estadounidense lo adiestró en el uso de explosivos y tácticas de combate. Ahora, este veterano de la guerra de Irak y miembro alistado de la Guardia Nacional llama a levantarse en armas contra la policía y los funcionarios de gobierno de su propio país.

Desde los bosques de Carolina del Norte, Chris Arthur alertó sobre la inminencia de una guerra civil. Los videos que publicó en YouTube llevaban títulos como “El fin de Estados Unidos o la próxima guerra revolucionaria”. En su opinión, Estados Unidos estaba cayendo en el caos y sólo habría una forma de sobrevivir: matar o morir.

Los videos de Arthur se habían vuelto cada vez más desquiciados, afirmó Ben Powell, quien escuchaba de sus hijos que había explosivos escondidos por toda la granja. El hijo de Powell relató que a menudo utilizaba un secador manual de ropa en el “cobertizo de las bombas”. El secador estaba cerca de un barril del explosivo Tannerite y del almacén de Arthur para sus granadas caseras y bombas de tubo.

“A mayor edad, más jodido veo el asunto”, afirmó el hijo, ahora adolescente.

Habían pasado años desde que Powell había denunciado a Arthur ante múltiples organismos policiales militares, locales y federales. Powell explicó que llamó tantas veces al Ejército de Estados Unidos, al FBI, a la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF por sus siglas en inglés) y a otros organismos que perdió la cuenta.

“Y no pasó nada”, dijo Powell. “No hubo respuesta”.

Cuando se le preguntó acerca de las denuncias de Powell, un portavoz del FBI en Charlotte afirmó que la agencia no proporcionará información más allá de lo publicado en los registros judiciales. Un portavoz de la ATF en Carolina del Norte declaró que no había constancia de que hubieran abierto un caso.

De hecho, los organismos federales encargados de hacer cumplir la ley tienen un historial reciente cuestionable a la hora de evaluar con precisión las amenazas de terrorismo interior. La evaluación del FBI sobre los extremistas violentos redactada antes del asalto del 6 de enero indicaba, incorrectamente, la “escasa disposición de los participantes a actuar en respuesta a un resultado electoral polémico” y que “los interesados carecen de capacidad para llevar a cabo algo más que un simple atentado.”

Y antes de la violencia supremacista blanca de “Unite the Right” en Charlottesville en 2017, en que murió una mujer y otras personas resultaron gravemente heridas, el Departamento de Seguridad Nacional había centrado gran parte de su evaluación de amenazas en los peligros planteados por los contramanifestantes de extrema izquierda.

Tras años de oportunidades perdidas, el FBI investigaba a Arthur.

“Se necesitan más de 100 disparos para abatir a Joshua Blessed”, dijo Powell. “Es necesario que se registre un tiroteo con la policía en la vía pública durante una persecución a alta velocidad con un camión de 18 toneladas (40.000 libras). Eso es lo que hace falta antes que alguien investigue esto”.

El 5 de mayo de 2021, Michael Thompson se dirigió a una sesión de entrenamiento de tácticas de guerra en Mount Olive. Estacionó su camioneta frente a la pequeña granja de una sola planta que había construido el abuelo de Arthur.

Era un año después del enfrentamiento entre Blessed y la policía en el norte del estado de Nueva York y apenas unos meses después del 6 de enero. Thompson se había puesto en contacto con Arthur a través de la página web de Tackleberry.

Se acercaron con cautela.

Con una risita, Arthur le aseguró a Thompson que no era policía.

“Hoy en día nunca se sabe”, contestó Thompson.

“No, no se sabe.... y es que la mitad de los policías son buenos y la otra mitad son malos”, subrayó Arthur. “Pero si no sé quién es bueno y quién es malo, entro a limpiar la casa”.

A medida que los dos hombres se fueron conociendo, Arthur afirmó haber creado una milicia local con otros veteranos muy bien entrenados, entre ellos un marino de la fuerza especial SEAL, un soldado Ranger y un par de marines veteranos de la zona. Uno de sus compañeros militares, al que llamaba “Priest”, se quedaba en la granja y también entrenaba, según los dos niños que hablaron con la AP.

“Todas las noches, alrededor de las 10:30, Arthur salía al cobertizo, encendía la radio y se ponía en contacto con un montón de gente. Para juntar a la milicia que se reúne e intercambiar información”, dijo la hija de Powell, que a menudo se sentaba con Arthur durante estas comunicaciones cuando no podía dormir.

Thompson se había puesto en contacto con Arthur diciéndole que necesitaba prepararse para la batalla contra los agentes federales. Los agentes de la ATF confiscaron algunas de sus armas mientras él estaba fuera y su esposa estaba sola en casa con sus hijos, explicó. Iban a volver. Esta vez quería estar preparado.

Arthur y Thompson hablaron sobre el uso de artefactos explosivos improvisados ocultos y de cómo Thompson podía transformar su casa en una “ telaraña” de trampas mortales destinadas a matar a los agentes federales que hicieran la redada.

Thompson llevaba un micrófono para el FBI con el nombre en clave “Buckshot”

(“Perdigón”).

“Quiero enseñarte algo llamado telaraña”, dijo Arthur. “Esto fue algo que construí para un compañero de una misión de reconocimiento”.

“Es toda una caja de la muerte”, afirmó.

Thompson y Arthur hablaron durante horas, y acabaron sentados en la casa con los hijos de Arthur revoloteando alrededor. Entonces la conversación giró en torno al asesinato; el uso de francotiradores y explosivos ocultos contra políticos bien protegidos, según las grabaciones.

Arthur afirmó que tales asesinatos serán necesarios en la próxima guerra civil y que, en muchos casos, los francotiradores son los más eficaces.

“Sé que si puedo poner una bala justo ahí, en la base del parabrisas, donde se une con el tablero. Le daré. Entonces, ¿el francotirador acierta mejor? Sí”.

“Digamos que es toda una casa amurallada... la mansión del gobernador. Muy bien, ¿Cómo lo ataco? Bueno, en algún momento él tendrá que salir para ir al Capitolio, ¿verdad?”, explicó Arthur, mientras su esposa y sus hijos conversaban sobre la escuela y trabajaban en el jardín.

De acuerdo con los datos, son estos ataques selectivos con los que personas con antecedentes militares están teniendo más éxito. Entre ellos se incluyen los asesinatos en 2020 de un agente de seguridad federal y un policía en California a manos de un sargento en servicio de la Fuerza Aérea y el ataque en 2018 de un exsoldado del Ejército que disparó contra seis mujeres en un estudio de yoga en Florida, matando a dos de ellas, antes de suicidarse.

Cuando hay militares implicados, es más probable que se busque que los atentados dejen una gran cantidad de víctimas, y en un año electoral es este tipo de ataques el que preocupa a quienes estudian cómo la experiencia militar influye en actos extremistas. Un ataque con víctimas masivas se define como aquel en que mueren o resultan heridas cuatro o más personas.

“Mi principal preocupación no es una marcha hacia el Capitolio o cualquier otro edificio gubernamental. Es que alguien con las habilidades que le han sido impartidas por las fuerzas militares para ser extremadamente letal utilice esas habilidades”, indicó Jensen, del START.

“Y salen, atacan a civiles y tienen un impacto real en la seguridad pública”, añadió.

Armados con las grabaciones de Thompson, los agentes del FBI planearon una forma de detener a Arthur sin peligro: una evaluación de la amenaza en la granja había determinado que era demasiado peligroso intentarlo allí.

El informante pidió a Arthur que se reuniera con él en una feria de armas en Raleigh. Le explicó que tenía contactos allí que comprarían algunos manuales de Tackleberry.

Arthur se reunió con Thompson en la entrada del evento y ambos pasaron por los detectores de metales; Arthur no iba armado. Un equipo del escuadrón táctico SWAT de la policía que esperaba dentro sorprendió a Arthur, que inicialmente se resistió a los intentos de inmovilizarlo, según los agentes. Los agentes obligaron entonces a Arthur a tirarse al suelo y lo detuvieron.

Al mismo tiempo, los equipos de desactivación de explosivos registraban la casa de Arthur. Encontraron sacos de arena y latas llenas de Tannerite, que, si es alcanzado por disparos desde lejos, puede estallar. Los equipos también descubrieron la bomba de tubo conectada a un interruptor en el porche.

“Prestaste el juramento”

En mayo, el juez federal de distrito James C. Dever III condenó a Arthur a 25 años de prisión federal después que un jurado lo declaró culpable de cargos relacionados con enseñar al informante del FBI a fabricar explosivos destinados a matar a agentes de fuerzas federales así como de posesión ilícita de armas.

Los fiscales declararon que habían encontrado granadas improvisadas y otras armas “de uso masivo” e “indiscriminado” en la granja de Arthur.

LENGUAJE DE DONALD TRUMP

Un examen psicológico no halló pruebas de enfermedad mental, pero sí citó un posible trauma de guerra como factor de la paranoia de Arthur. Aun así, la conclusión fue que Arthur no necesitaba “tratamiento agudo de salud mental”.

Dever, también veterano, dijo a Arthur que su formación militar especializada en explosivos y otras técnicas de guerra hacía que su conducta fuera mucho más grave.

“Prestaste el juramento que prestamos todos los que servimos”, dijo Dever a Arthur. “Lo sabes muy bien”. Pero Arthur no se arrepiente.

En mensajes a la AP desde una prisión federal en Tennessee, afirmó que es blanco de una “guerra política”.

“Soy un preso político”, escribió, adoptando el lenguaje que el expresidente Donald Trump y otros han utilizado para minimizar los crímenes cometidos en el asalto al Capitolio el 6 de enero.

En opinión de Arthur, el encarcelamiento de “veteranos y patriotas” como él y el intento de asesinato de Trump en Pensilvania profetizan la guerra civil que desde hace tiempo sostiene que se avecina.

“Esto está sucediendo”, escribió. “Todas las señales están ahí”...