Ciudad de México
Los recortes en las proyecciones de crecimiento están a la orden del día en México. La última rebaja viene de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). En un contexto de inflación, su informe anual Perspectivas Económicas publicado este miércoles estima que el país latinoamericano crecerá un 1,9% en 2022 y un 2,1% en 2023, menos de lo que había previsto en febrero. Para acelerar la recuperación, la OCDE recomienda al Gobierno dar un mayor impulso a la inversión pública y al gasto social, así como “brindar seguridad” a los inversores, en clara referencia a los cambios en el modelo energético.
Tras el batacazo de la pandemia, con una caída del 8,2% del PIB en 2020, el Gobierno mexicano esperaba una recuperación rápida. Sin embargo, engrasar las ruedas está tomando más tiempo de lo previsto incluso por parte de organizaciones internacionales. En febrero, la OCDE pronosticó una tasa de crecimiento de 2,3% este año y del 2,6% para 2023. Cuatro meses después, las ha revisado a la baja, cuatro décimas menos para 2022 y cinco para 2023. Si estas proyecciones se cumplen, México recuperará su PIB anterior a la pandemia el próximo año.
Detrás de la revisión, la OCDE destaca un panorama marcado por fenómenos internacionales, como los problemas en las cadenas de suministro, la inflación y la guerra en Ucrania. Aunque los lazos con Ucrania y Rusia son “débiles”, el informe señala que el conflicto afectará “indirectamente” a las exportaciones mexicanas hacia EE UU. “La inflación mundial, perturbaciones en la cadena de suministro y factores internos continúan ejerciendo una presión significativa”, reza el documento. La inflación se situó en 7,5% en la primera quincena de mayo. La OCDE espera que el año cierre en 6,9%, y que baje hasta el 4,4% en 2023.