En menos de una semana fui votado y botado, ironiza el magistrado Reyes Rodríguez, quien renunció a la presidencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) para que se pudiera rehacer el procedimiento electivo.
Sin embargo, asegura, no está vetado por nadie para competir por la presidencia de la Sala Superior del organismo.
Afirma que ni sus compañeros ni algún actor ajeno al Tribunal le pidió renunciar a su efímero encargo; simplemente, aclara, no había otra salida para avanzar en la solución a la crisis del máximo órgano electoral.
Crisis que, reconoce, no se resolverá en un día, en un mes, e incluso, en un año, pues llevan casi cinco años con muchos altibajos, desencuentros o periodos críticos.
"Le dimos vuelta al timón, y a ver si con esta transitoriedad y con la elección de una nueva presidencia bajan las tensiones. Esta transición es sólo para emitir una convocatoria, ver con qué reglas se designa (a quien encabezará la presidencia) y dialogar sobre perfiles y propuestas", señala respecto del acuerdo de los magistrados para designar como presidente interino del TEPJF a Felipe Fuentes Barrera, quien ocupará el cargo por 30 días.
"Quien asuma la presidencia, y repito, puede ser cualquiera de los siete, porque nadie tiene veto, le corresponderá el rediseño institucional, generar consensos, consolidar mayorías, pensando en el 22, 23 y 24. Las instituciones no se hacen ni se recomponen en un día, ni en un mes, y quizá ni en un año", indica.
Sin embargo, apunta Rodríguez, la intención es fijarse un escenario para que en 2022, cuando comience el arbitraje de las gubernaturas que estarán en juego el próximo año, el TEPJF se vea como un "árbitro renovado, que va dando pasos hacia la confianza pública".
El magistrado dice sentirse satisfecho de la decisión que tomó, pues cuando asumió el cargo de presidente, la semana pasada, prometió ayudar a resolver la crisis del órgano electoral.
Sin entrar en detalles sobre la larga negociación entre los integrantes de la Sal Superior, aclara que su compañera Janine Otálora no quiso ser presidenta interina, por lo que en edad le seguía Fuentes.
Durante varias horas del pasado lunes, relata, todos los magistrados hablaron sobre la turbulencia que estaban viviendo, las causas, consecuencias y posibles salidas.
Respecto de las acusaciones que pesan contra el magistrado Vargas, Rodríguez advierte que cada quien deberá dar la cara por sus actos, y cada uno ha creado su propia reputación.
"Hay que ser objetivos, el Tribunal es un río revuelto, y lo ha sido desde años, con diversos episodios, y entonces hay más piedritas, y sube más la tierra, y no está de color cristalino, y sería un poco iluso cerrar los ojos y decir que no (se dañó la imagen del Tribunal).
"Cada quien ha ido construyendo una reputación de manera individual como magistrado o magistrada, y en el colectivo somos los responsables de la legitimación y la reputación de la Sala Superior, cada quien aporta en esa lógica, y bueno, se movieron mucho las aguas durante seis días, se paró la tormenta y vamos a ver si se apacigua, y a ver si podemos agarrar un mejor cause", agrega.
--¿Competirá por la presidencia?
Estas semanas me voy a enfocar a resolver los asuntos jurisdiccionales, pero aclaro que podríamos postularnos cualquiera, nadie está descartado, y citando al ministro Arturo Zaldívar (presidente de la Suprema Corte), no hay votos por adelantado ni vetos, y quiero platicar con mis pares y valorar cuál es el perfil que nos puede ayudar realmente a la reconstrucción institucional.
--¿Se siente vetado por el Presidente de la República?
Yo sólo me sentí presidente votado (ríe), y botado. No siento eso, pero, insisto, el ministro presidente ya lo dijo: 'ni voto ni veto'. Yo con eso me quedo, él es quien tiene la voz y está a cargo en la presidencia del Poder Judicial, y tiene la relación con el Ejecutivo federal. A mí de la 4T nadie me ha hablado para decirme que me están vetando, no tengo evidencia de que así sea.
Ante la advertencia de Morena sobre una reforma electoral que regule al TEPJF tras esta crisis, Rodríguez considera que no están en manos de los magistrados las decisiones del Congreso o las iniciativas del Presidente de la República; sin embargo, confía en que sean involucrados en el diseño de esos cambios legislativos.