No descarta que pueda resurgir la guerrilla

El ex preso político Jacobo Silva Nogales, conocido como comandante “Antonio”, del grupo guerrillero Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), no descarta que en esta coyuntura por la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa pueda surgir una nueva lucha armada.

Chilpancingo, Gro.El ex jefe guerrillero, quien también participó en el surgimiento del Ejército Popular Revolucionario (EPR), señala que los hechos en Iguala del 26 de septiembre, en donde fueron asesinadas seis personas, entre ellas tres normalistas de Ayotzinapa y la desaparición forzada de 43 muchachos de esta escuela, es un tremendo abuso de poder del Estado que deja ver muchas complicidades, entre ellas, la del Ejército Mexicano.Jacobo, autor del libro “Lucio Cabañas y la guerra de los pobres”, quien estuvo preso 10 años en el penal de Tepic, Nayarit, acusado de los delitos de terrorismo, acopio de armas, homicidio y daños en propiedad ajena, aclara que él se encuentra en la lucha social.Señala que la actitud que tomó el Ejército el día en que ocurrieron los hechos deja entrever su participación, por no haber intervenido para que a los estudiantes no se los llevaran y los desaparecieran.“Es  inverosímil el hecho de que (el Ejército) no haya estado a tiempo, en caso de que hayan sido los policías municipales (de Iguala y de Cocula) los que desaparecieron a los normalistas”, dijo.Entrevistado en esta capital del estado, el ex líder guerrillero señaló que él se une a las voces de los padres de familia de Ayotzinapa y a los organismos defensores de derechos humanos para que el Gobierno investigue al Ejército Mexicano.Dice que para él es obvio de que ese día de los hechos en Iguala, el Ejército Mexicano no actúo como lo debería de haber hecho conforme a la ley porque apoyó a los delincuentes que se llevaron a los 43 jóvenes de Ayotzinapa.“Antonio” recordó que el desencadenamiento como ofensiva armada por parte del EPR, del cual formó parte, surgió por dos coyunturas: por la masacre de los 17 campesinos de la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS) en 1995, durante el gobierno de Rubén Figueroa Alcocer.Pero que, según el ex preso político, esta coyuntura del caso de Ayotzinapa es más estremecedora que la de 1995.“Es mucho más estremecedora ésta porque implica una desaparición, que es mucho mas cruel que un asesinato porque genera incertidumbre, porque implica un tremendo abuso de poder y porque deja ver complicidades que no solamente existieron en el momento del acto de asesinato si no que se continúa con la desaparición”, afirmó.El ex dirigente guerrillero señala que el movimiento de protesta para exigir la presentación con vida de los jóvenes tiene mucha legitimidad nacional e internacional, tan es así que el mismo gobierno se ha guardado las ganas de reprimir las protestas.