NACE UNA ESTRELLA
La famosa "Hada de Montreal" nació el 12 de noviembre en 1961 en Oneste, Rumania. Sus padres, Georghe y Stefania Comaneci, la inscribieron a clases de gimnasia para usar toda su energía en los deportes, y gracias a su talento fue reclutada por el equipo de su ciudad a los 6 años y comenzó a entrenar con el reconocido gimnasta Béla Károl. Para continuar con su preparación tuvo que establecerse en los Estados Unidos y a partir de ahí inició su camino lleno de éxitos.
PRIMEROS LOGROS
En 1970 tuvo su primer acercamiento con las competencias nacionales, pero el reconocimiento internacional se daría en 1974 en el Campeonato Europeo de Gimnasia en Noruega, ganando tres medallas de oro y una de plata. A los 14 años, superó a la pentacampeona soviética Liudmila Turíshcheva, en los preolímpicos de Montreal, lo que le aseguró el primer lugar de la especialidad. Para 1975 la Associated Press le entregó el reconocimiento de Atleta del Año.
LA CALIFICACIÓN PERFECTA
Nadie imaginaría que la naciente estrella de la gimnasia, Nadia Comaneci, dejaría un legado histórico en los Juegos Olímpicos de Montreal 1976. En total recibiría 7 calificaciones perfectas. El primer 10 que obtuvo fue en las barras asimétricas con una ejecución impecable y que apenas duró 20 segundos. La acrobacia fue fantástica. Se soltó de la barra más alta y con giro sobre la más baja, cayó parada y con los brazos extendidos sin titubear. En el panel apareció el famoso 1.00, la calificación otorgada por los jueces y que no comprendía el público presente hasta que se dieron cuenta que se trataba de un 10. En aquella ocasión se agenció 5 medallas: 3 de oro, una de plata y una de bronce.
EL INTENTO DE SUICIDIO
A su corta edad, la gimnasta ya cargaba con toda la responsabilidad de toda una nación y no aguantó la presión. En un acto de desesperación intentó quitarse la vida pero la detuvieron y nuevamente fue asignada al grupo de entrenamiento de Béla Károl.
LA LIBERACIÓN
Nadia Comaneci se escapó de su país el 27 de noviembre en 1989 cuando tenía 28 años. Fue tanta su desesperación que tuvo que cruzar a pie la frontera con Hungría guiada por un pastor de ovejas. De ahí viajó a Austria y después a Estados Unidos, donde vive actualmente.