Muere ‘El Canicón’ en el Altiplano

De acuerdo con informes extraoficiales, se estableció que “El Canicón” sufría de ataques de epilepsia, por lo que su muerte se derivó de un infarto

Considerado como uno de los líderes más sanguinarios de los Zetas, que mantuvo el terror en Nuevo León por varios años, Sigifredo Nájera Talamantes, alias “El Canicón”, murió antenoche dentro del Penal de Máxima Seguridad del Altiplano, en el Estado de México.  “El Canicón” cumplía una larga sentencia por delitos entre los que destacan los ataques con granadas contra las instalaciones del Consulado Americano y Televisa Monterrey, en el 2008 y 2009, además de asesinar a varios militares y policías federales. Nájera Talamantes, quien ocupaba la celda 19, fue vecino de “El Chapo” Guzmán, en el famoso Penal del Altiplano, en donde la noche del lunes fue encontrado muerto por las autoridades carcelarias. De acuerdo con informes extraoficiales y por versiones del mismo Gobierno Federal, se estableció que “El Canicón” sufría de ataques de epilepsia, por lo que su muerte se derivó de un infarto. Peritos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) de la Procuraduría General de la República (PGR) practicaban la autopsia de ley en el Servicio Médico Forense del Estado de México para precisar las causas del deceso del criminal. Nájera Talamantes fue capturado el 20 de marzo del 2009 luego de protagonizar una persecución desde Nuevo León hasta Coahuila, por lo que militares lo capturaron en el Fraccionamiento San Patricio, al norte de Saltillo, junto con 13 de sus cómplices y pistoleros que lo custodiaban.Fue conocido también como el “matamilitares”, ya que se le atribuyen la tortura y ejecución de nueve militares pertenecientes a la Séptima Zona Militar de Nuevo León que fueron cometidos entre el 17 y el 22 de octubre de 2008 en el área metropolitana de Monterrey. Otra de las ejecuciones ordenadas por Nájera Talamantes en Monterrey fue la cometida contra el cuñado del futbolista Walter Gaitán, Martín Alejandro Paredes Cataldi, capitán de meseros de un antro en el Barrio Antiguo, cometido el 27 de diciembre del 2008.Entre otros hechos delictivos que se le imputaron se encuentran los homicidios de los agentes federales René Lorenzo y Roberto Martínez; un mes después se le relacionó con la desaparición de Manuel Morales y Manuel Rodríguez, y con la privación de Miguel Ángel Salinas y Miguel Rojas, ocurrida en julio de 2008. Al momento de su detención se le acusó de tráfico de personas, robo de combustible, “piratería”, homicidio, secuestro y extorsión en Nuevo León.