Ciudad de México
La mayoría de la Cámara de Diputados para Morena y sus aliados podría definirse antes de la elección del 6 de junio si el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) permite de nuevo diputados cachirules para construir mayorías artificiales en San Lázaro.
Esta ingeniería electoral de manufactura priista –“fraude de cuello verde”, le llamó Morena en 2015; “fraude de tercer piso”, la bautizó el PRD con líderes que hoy son morenistas–, fue perfeccionada en 2018 por la Cuarta Transformación y podría repetirse en agosto próximo, durante la asignación de diputados de representación proporcional.
La decisión se reflejará al resolver sobre la validez del mecanismo aprobado por el Instituto Nacional Electoral (INE) el pasado 19 de marzo para la asignación de diputados plurinominales, pero está en duda la actuación del TEPJF por el repentino aplazamiento de la discusión que estaba prevista para el pasado miércoles 14.
El proyecto de sentencia del magistrado Felipe Fuentes Barrera plantea confirmar el acuerdo del INE, pues ejerció su facultad para regular cómo garantizará lo que ya está en la Constitución: con relación a sus votos, los partidos no podrán tener más de 8% de sobrerrepresentación de diputados por ambos principios (de representación proporcional y de mayoría).
De concretarse ese aval, el organismo verificará en padrones partidistas con corte al 21 de marzo pasado, la “afiliación efectiva” de todo diputado electo de mayoría relativa (en los 300 distritos), para así contabilizar a cada partido sus triunfos reales, pues de ello depende la cantidad de diputados plurinominales a los que tendrá derecho.
A más diputados de mayoría, menos plurinominales, pues el tope a la sobrerrepresentación es un principio en pro de la pluralidad en la Cámara, para que accedan a ella incluso los menos votados y para que las reformas constitucionales deban ser aprobadas por una pluralidad de legisladores.
Otra disposición que se propone aplicar el INE en los casos en que los triunfadores no militen en ninguna fuerza, es contabilizarlos en el partido que los llevó con sus siglas como propios o, en el caso del triunfo de un diputado que gane su reelección y carezca de afiliación, reconocerlo como del partido a cuya bancada pertenezca.
En esos casos sólo sería para fines de distribución de las 200 diputaciones plurinominales a los partidos, según su fuerza y para verificar que no rebasen 8% de sobrerrepresentación.
Pero esa revisión se aplicará sólo para partidos en lo individual, no por coalición, y no se afectará el derecho a la libre afiliación política.
PLANTEAN POSIBLE CAMBIO
Estas reglas tuvieron que diseñarse en el INE, pues hasta ahora ha sido el propio TEPJF el que ha permitido, vía jurisprudencia 29/2015, que en aras de la libertad de autoorganización de los partidos, éstos puedan postular a sus militantes con siglas de sus coaligados, aunque en 2018 admitió que sí se afecta la representación política y se planteó un posible cambio de criterio (SUP-REC-0943-2018).
Ahora los magistrados deberán definir si el INE debe aclarar la afiliación de cada diputado electo de mayoría a la hora de asignar plurinominales para evitar distorsiones en la representación, o dejará el vacío que detectó desde 2016 (SUP-CDC-8/2015) y no ha corregido en sus sentencias.
‘Cachirules’
Mientras, los beneficiarios de esa laguna han sido PRI y Morena, que han encubierto sus triunfos de mayoría con candidatos cachirules, registrados bajo el emblema de coaligados, con el fin de esconder sus triunfos en distritos y así acceder a más curules en el reparto de plurinominales.
En realidad, ese ha sido “un fraude a la Constitución en perjuicio del sistema de representación”, explica la exconsejera del INE, Pamela San Martín, la única que en 2015 y 2018 votó contra esas prácticas.
Ahora, con la resolución que tome el TEPJF se abre la posibilidad de frenar una simulación de los actores políticos, admite, aunque a su juicio el acuerdo del INE no fue la mejor solución para evitar que se viole el tope de sobrerrepresentación, “pero si es un mínimo avance para comenzar a corregir”.
Sin embargo, desde la academia también se advierte otra táctica para hacer crecer artificialmente a Morena en San Lázaro, gracias a los partidos “nuevos” –que por eso no pudieron coaligarse–, pues todos son afines al presidente Andrés Manuel López Obrador: Redes Sociales Progresistas, de Elba Esther Gordillo; Fuerza por México, del senador morenista con licencia Pedro Haces, y Encuentro Solidario (PES), viejo aliado de la 4T.
De ganar curules no sólo harían bloque legislativo con la Coalición Juntos Hacemos Historia, que forman Morena, Partido del Trabajo (PT) y Partido Verde (PVEM), sino que podrían “prestar” diputados al morenismo para desdoblar aún más su bancada, retener el control camaral y el manejo administrativo, como hoy ocurre gracias a cachirules y tránsfugas de 2018.
Así, el bloque de la 4T podría contar, independientemente de la asignación de plurinominales, con una nueva mayoría para operar cambios constitucionales y legales en el último tramo del sexenio, expone Luis Eduardo Medina Torres, politólogo y académico de la Universidad Autónoma Metropolitana.
“El presidente y su partido van por todo: la mayoría calificada para profundizar en reformas constitucionales”, dice, por lo que es muy probable que, otra vez, Morena gane en el TEPJF.
“Esa es la tendencia en el Tribunal. Lo veo sumamente atado a la Suprema Corte de Justicia de la Nación y al gobierno”, expone el integrante de la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales.
Mayoría de Morena, podría definirse antes del 6 de junio.