San Juan, Tx.- En 1970, cuando un piloto estrelló deliberadamente una avioneta contra la iglesia católica de Nuestra Señora de San Juan del Valle mientras cientos de personas asistían a misa o atendían la escuela, milagrosamente nadie de los allí presentes resultó herido.
Cada 23 de octubre, los católicos del Valle del Río Grande realizan una procesión como recordatorio de este hecho que dio como resultado la Basílica de Nuestra Señora de San Juan del Valle-Santuario Nacional, como se conoce actualmente.
“Tenía nueve años cuando sucedió y vivía en Corpus Christi”, dijo el obispo Daniel E. Flores durante la misma especial -debido a la pandemia- con la que este año celebraron el aniversario.
“Pese a lo devastadora que fue la destrucción, fue algo maravilloso que nadie resultara lastimado pese a que había mucha gente en el campus, solo el hombre que piloteaba el avión, descanse de alguna manera en paz”, dijo. El piloto suicida falleció en el acto.
EL MILAGRO
El padre Jorge Gómez, rector de la basílica, dijo: “Veo esto como un milagro y como manifestación de que Nuestra Señora estaba protegiendo al pueblo y a los sacerdotes con su manto. El fuego destruyó el antiguo santuario, pero la fe y la devoción de nuestra gente se mantuvo intacta y, de hecho, se hizo mas fuerte”.
En 1970, el Santuario de Nuestra Señora de San Juan presumía de ser una iglesia imponente con edificios a juego que albergaban una rectoría, una cafetería y una casa de retiro. Con una fachada de piedra blanca, el complejo era bastante nuevo para la época.
Más importante aún, la iglesia era el hogar de la imagen de Nuestra Señora de San Juan del Valle, objeto de veneración local, así como un imán para los peregrinos de todo los Estados Unidos y México.
Alrededor de la hora del almuerzo del viernes 23 de octubre de 1970, la iglesia estaba en uso. Se celebraba la misa del mediodía por el padre Emanuel Ballard, entonces canciller de la Diócesis de Brownsville, con la mayoría de los sacerdotes de la diócesis concelebrando.
A poca distancia fuera de la iglesia, unos 200 estudiantes de la escuela católica St. John estaban en pausa para almorzar. En total alrededor de 350 personas dentro de la iglesia y los otros edificios o en los terrenos en ese tiempo.
La iglesia quedó destruida tras el impacto de la avioneta.
Plenamente identificado el autor Instructor de vuelo
Francis B. (Frank) Alexander, veterano de la Segunda Guerra no era desconocido en el aeropuerto de McAllen, pues era instructor de vuelo. Alexander había alquilado y despegado en un pequeño avión apenas una hora antes.
La historia publicada el 24 de octubre de 1970 contó lo que pasó: “El piloto ordenaba a los departamentos de bomberos evacuar todas las iglesias católicas, metodistas y romanas entre Hidalgo, Edinburg, Weslaco y McAllen, todos en el Valle Bajo del Río Grande.
El controlador de vuelo preguntó la razón de su extraño orden, el piloto respondió: “Debido a un serio complot”.
Momentos después, el avión de cuatro plazas se estrelló contra la iglesia y cayó en el punto donde estaban la cafetería y la iglesia unidos, prendiendo fuego a ambos.
El hecho ocurrió antes de que las autoridades pudieran reaccionar a la advertencia.
La avioneta quedó atrapada entre las vigas del ático de la iglesia mientras el fuego se extendía sobre el techo; más piezas del avión aterrizaron en la cafetería o en el suelo. Se desató un infierno.
La misa se detuvo rápidamente cuando comenzaron a caer los escombros.
Estaban a punto de convertirse en instrumentos de lo que muchos llamarían un milagro.