BERLÍN
En una entrevista de una hora en televisión con la cadena pública ARD emitida el domingo por la noche, Merkel admitió que su gobierno ha cometido errores, por ejemplo al planificar una cuarentena en Pascua, que tuvo que cancelarse.
La veterana líder también expresó su frustración por las acciones de algunos gobernadores de estados alemanes, incluidos algunos de su propio partido, que se han resistido a imponer restricciones que ya habían aceptado antes.
Pero Merkel, que no se presenta de nuevo en las elecciones nacionales de septiembre, dijo que mantiene su promesa de ofrecer una vacuna a todos los adultos del país para el final del verano, e insistió en que Alemania sigue estando bien en comparación con casi todos sus vecinos.
“Quizá en ocasiones somos muy perfeccionistas y queremos hacerlo todo bien, porque obviamente quien comete un error siempre enfrenta muchas críticas públicas”, dijo la mandataria.
“Pero también tiene que haber flexibilidad”, añadió. “Creo que ese es un atributo que como alemanes quizá tengamos que aprender un poco más, junto con nuestra tendencia hacia el perfeccionismo”.
Puso el ejemplo de la necesidad de que médicos y centros de vacunaciones tuvieran listas a mano de personas que puedan recibir vacunas sobrantes al final del día. Para el domingo, en torno al 10,8% de la población alemana había recibido una primera dosis, un porcentaje mucho menor que el de Gran Bretaña, Estados Unidos o Israel.
Merkel dijo esperar que el suministro de vacunas creciera de forma significativa, y señaló que el mes que viene comenzarían las vacunaciones en las consultas de médicos de cabecera para impulsar la campaña.
Los sondeos de opinión recientes muestran un descenso en el apoyo al gobierno. Merkel instó a los alemanes a no desesperar.
“Estamos en una situación difícil”, dijo. “Pero miren a nuestros vecinos. Con la excepción de Dinamarca, todos tienen los mismos problemas, en parte desde una posición mucho más difícil”.
“También necesitamos mostrar un poco de fuerza y valor”, dijo.
Merkel criticó a algunos gobernadores estatales que este mes se negaron a activar medidas de emergencia que habían aceptado, cuando las tasas de contagio superaron los 100 casos por 100.000 habitantes.
“Ahora debemos aplicar las medidas necesarias con gran seriedad”, dijo. “Algunos estados lo están haciendo, otros todavía no”.
Merkel señaló a tres estados en particular: el pequeño Sarre, en la frontera con Francia; la capital, Berlín, y Westfalia-Renania del Norte, dirigida por su posible sucesor, Armin Laschet, por incumplir el espíritu y la letra de las normas que había acordado la canciller con los gobernadores.
Entre las posibles medidas adicionales hay toques de queda, señaló Merkel, indicando que pediría el apoyo del Parlamento si los estados no estaban dispuestos a hacer cumplir las normas aprobadas.
Markus Soeder, gobernador de Baviera y otro aspirante a suceder a Merkel en las elecciones del 26 de septiembre, expresó su apoyo a endurecer las normas federales.
“Si la canciller toma la iniciativa en el nivel nacional para cambiar la ley y marcar recomendaciones claras, tendría mi apoyo”, dijo a la televisora ARD.
La agencia alemana de control de enfermedades reportó el lunes 9.872 casos nuevos confirmados en el último día, así como 43 muertes. Desde el inicio del brote se han confirmado casi 2,8 millones de contagios de COVID-19 y 75.913 muertes, en un país con 83 millones de habitantes.