CIUDAD DE MÉXICO
The Stone Roses, The Killers, Oasis, Placebo, Radiohead, AFI y un sinnúmero de bandas más citan entre sus referencias al mítico grupo, que, sin embargo, no ha sido inducido aún al Salón de la Fama del Rock. Un insulto, una afrenta a un legado incuestionable, podrían pensar sus devotas legiones de fans, pero, curiosamente, no el legendario guitarrista Johnny Marr, quien junto con Morrissey formó la agrupación en 1982. "Me importa un diablo el Salón de la Fama.
No significa nada para mí. Me alegra si Tom Petty está ahí, no tengo problema. Yo fui un chico que creció en Manchester en los 70. No necesito el Salón de la Fama del Rock", dice en entrevista el músico, autor de icónicos riffs del género, como "This Charming Man" y "Some Girls are Bigger than Others". "No me gusta el mainstream. Me parece bien si mi música logra llegar al mainstream, pero yo no quiero vivir ahí", agrega, sin ápice de duda. Luego de la disolución de The Smiths, Marr, vegetariano militante y rockero bien portado, siguió explotando el poder de su guitarra con arpegios, escalas y distorsiones en bandas de la talla de The Pretenders, Talking Heads, Electronic y Modest Mouse. En 2013 lanzó The Messenger, su disco de debut en solitario, carrera que vitamina al máximo el cierre de 2021 con Fever Dream, álbum dividido en cuatro partes o EPs (dos de ellas, ya en plataformas), que exploran sensaciones que despertaron en él por la pandemia. Narraciones de electrosoul e indie rock sobre la confusión mental, en sus temas hay casos como "Ariel", inspirado en el poema homónimo de Sylvia Plath, quien lo escribió en medio de la represión, meses antes de quitarse la vida. "La idea de Fever Dream (sueño febril) es que es algo no sólo nocturno, sino que lo vivimos todo el día.
Ha sido raro. No quería escribir cosas obvias, como vacunas, cubrebocas y cierres de tiendas. Quería ser poético. "Muchas de las canciones del álbum son sobre nuestra percepción, cómo nuestra mente funciona durante estos locos tiempos. En 'Spirit, Power and Soul' hay un verso que dice: 'Permanece despierto mucho tiempo, la oscuridad ha llegado, la esperanza se ha ido'. Hay mucha gente en vela en las noches, preocupada por el futuro". De 58 años, Marr subraya que "evolucionar" es un verbo que ve como obligatorio en su trayectoria artística, sonora y líricamente, pero también en los retos que se propone, por lo que, por ejemplo, no ha cesado en crear música para películas.
Invitado por el mítico compositor Hans Zimmer, en 2010 creó desasosegantes tonadas para El Origen, aventura de ciencia ficción de Christopher Nolan, y contribuyó para Sin Tiempo para Morir, entrega 25 de la saga James Bond, estrenada hace unos meses. "Gracias a que he hecho películas y me he acostumbrado a grandes sonidos, temas de esta grabación, como 'The Speed of Love' y 'Rubicon', han llegado a mí. 'Spirit, Power and Soul', el primer sencillo, su aire electrónico, no lo habría hecho sin mi trabajo con Pet Shop Boys y Bernard Sumner, de New Order (en Electronic). He aprendido, he sido un estudiante todos estos años". Héroe de la guitarra para varias generaciones, Marr rechaza esa declaración constantemente realizada de que el rock está muerto, sin embargo, acepta que vive en crisis, pues jamás ha tenido que competir con tantas cosas por la atención de la gente.
"Sé que jamás cambiará cómo una canción llega a una persona que le gusta la música. Si alguien siente una emoción y escucha un tema que fortalece esa emoción o le hace sentir feliz o triste, eso está ahí, pero si estás viendo Breaking Bad por cinco horas y luego quieres oír un disco. Netflix es más importante que la música. Eso tiene que ver con la tecnología y la manera en que está la cultura ahora".