El Barcelona no marca un gol al arcoíris o, simplemente, no tiene gol con permiso de Ansu Fati, el 10 que sí responde a las expectativas. Sin Messi, ni Griezmann ni Luis Suárez…, el equipo palidece en el área rival. Solo así se explica que haya marcado un único tanto a domicilio en la Liga (ante el Athletic en el primer duelo lejos del Camp Nou) y que en la Champions solo hubiera festejado una diana, en el duelo de la ida de la liguilla ante el Dinamo de Kiev. Para su fortuna, cuenta con Ansu Fati -que sigue sin estar a tope en lo físico pero que es imprescindible-, que volvió a ver puerta ante el Dinamo y solventó la papeleta en el estadio Olímpico de Kiev. Triunfo balsámico en lo deportivo para el equipo de Barjuan, que al menos respira en Europa y depende de sí mismo -le vale con ganar al Benfica- para pasar a la siguiente ronda. Pero lo suyo le costó.
Aunque comenzó el duelo con ganas, el Barça expresó que es un equipo que podría jugar sin porterías como evidenció al no contar con un solo disparo a puerta en el primer acto. Mucho balón y pocas nueces. Resulta que sin profundidad y sin amplitud que derivara en el hallazgo de la fisura definitiva, el conjunto de Barjuan se fue empequeñeciendo para dar paso a las contras del rival, tan verticales como rápidas. Como esa que acabó con el disparo torcido de Shaparenko; esa otra que finalizó Pena y que exigió la mejor respuesta de Ter Stegen; o esa tercer de Shaparenko que tocó la red, pero por fuera.
Trató de virar el Barcelona su juego en el segundo tiempo al buscar mucho más los centros laterales -como hacía con Koeman- en vez de desplegarse por los pasillos interiores. Pero no hay centímetros en el área rival y por poco no volvió a pegarse de bruces con el suelo. Más que nada porque dominaba el Barça y chutaba el Dinamo porque Karavaev, con un disparo desde la frontal del área, por poco no cogió portería. Ante tal panorama, Dembélé, que no jugaba desde el 19 de junio -se lesionó en la Eurocopa-, salió para dar relevo a Gavi y agitó el duelo. Pero la puntería corre por cuenta de Ansu, que, tras un centro de Mingueza desviado por un rival, cazó el esférico de primeras para desmontar al Dinamo. Una alegría en el oasis azulgrana, una victoria que le anima en Europa.