TOLUCA, Méx.
Melissa tiene tres años, acompaña a su mamá Andrea González, quien participa en la huelga de hambre que inició hace 14 días en la Plaza de los Mártires como una exigencia para que su tío Daniel González Romero acceda a la amnistía toda vez que está preso por un homicidio que familiares dicen que no cometió.
Andrea comenzó la lucha desde 2015, cuando un grupo de policías aprehendió a su hermano porque un grupo de personas lo señaló como responsable del delito. Ahora, junto con su pequeña Melissa, comparten con otras mujeres el espacio dentro de una carpa blanca, ahí duermen, platican, escuchan música y conviven, casi todo sobre unas colchonetas colocadas en el concreto, pues Andrea no tiene con quien dejar a su hija.
Si bien para la niña es "como un día de campo" dormir y amanecer en lo frío del asfalto frente al Palacio de gobierno estatal y el Palacio de Justicia mexiquense, para su mamá es la única forma de demandar justicia para su hermano, porque, aseguró. Demostraron que a través de la tortura lo obligaron a admitir el crimen, condiciones que respaldó la Comisión de Derechos Humanos.
En entrevista con EL UNIVERSAL en la carpa instalada desde el 13 de agosto, Andrea, junto con otras seis mujeres, reciben suero por la vía intravenosa en el brazo, pues tras dos semanas sin ingerir alimento su salud está comprometida.