Los franceses en la desembocadura del río Bravo, 1864
Cronista Municipal de Reynosa Entre los meses de agosto y septiembre del año 1864, el ejército franco-mexicano del Imperio de Maximiliano colocó en jaque a las plazas del gobierno de Juárez en el noreste de México. Su irremediable ocupación por las divisiones al mando de los Generales del Imperio, Tomás Mejía y de Armand Alexandre de Castagny, forzaron a que el Presidente Juárez abandonara Monterrey, donde había establecido su gobierno provisionalmente. Desde el día 15 de agosto de 1864 partió en su ruta hacia el Paso, como lo narramos en la nota anterior. En el mismo día del 20 de agosto de 1864, mientras que el General del Imperio Castagny tomaba la plaza de Saltillo, Margarita Maza de Juárez y sus hijos se encontraban en Brazos Santiago, abordando la embarcación que los llevaría al Puerto de Nueva Orleans. Algunos periódicos publicaron la posibilidad de que Juárez llegaría ese día al Puerto. En realidad, desde el 3 de agosto regresó a Monterrey la persona que había enviado a explorar las posibilidades de trasladar su Gobierno Constitucional a Matamoros. La situación era casi imposible, para entonces Brownsville ya estaba en manos de los confederados. Dos días después de la toma de Saltillo y la salida al exilio de la familia de Juárez, el 22 de agosto, el Almirante Bosse desembarcaba 400 marinos del Imperio en la desembocadura del río Bravo, tomando el poblado de Bagdad. Para el día 26 de agosto, el General Castagny y sus tropas se encontraban en Monterrey, esperaban que la División Mejía llegara y se emparejase en Cadereyta, a la cuál le tomó hasta el día 8 de septiembre de 1864. Tomás Mejía pasó a Monterrey a donde llegó en la tarde del viernes 9 de agosto en unión del General Florentino López. Ahí saludaron a numerosos amigos, comentaba uno de los diarios de la época. El día 12 de septiembre, el General Castagny ofreció un baile a Mejía y a otros jefes del Imperio en el Teatro del Progreso en Monterrey. El festejo comenzó con una cena a las 12 de la noche, prolongándose el baile hasta el amanecer. Unionistas y los Confederados en la frontera Desde noviembre de 1863, las tropas federales de los Estados Unidos avanzaron desde el puerto en Brazo Santiago (la apertura en la parte sur de la Isla del Padre en Texas) para tomar el puerto de Brownsville, en donde los confederados mantenían el comercio del algodón a través del puerto neutral de Bagdad en México. Los confederados abandonaron el fuerte Brown, pero no sin antes volarlo en pedazos con ocho mil libras de explosivos. Ahí permanecieron los unionistas hasta 30 de julio de 1864, cuando el gobierno federal norteamericano ordenó transferir la mayoría de las tropas de líneas fronterizas con México, hacia la Luisiana. Durante el desalojo de las tropas unionistas de Brownsville y la entrada de los confederados, los pobladores se refugiaron en Matamoros. Uno de los diarios reportaba que en el poblado al norte del río Bravo reinaba un silencio sepulcral debido a la causa de estar absolutamente desierto. El lugar fue ocupado por una fuerza de 800 confederados. El desalojo y la ocupación se hizo en buen orden. Las familias poco a poco volvieron desde Matamoros a sus hogares, mientras que se instalaron las autoridades municipales y se restableció la aduana de Matamoros. Esta impuso un 20 por ciento sobre los efectos de importación. Por ese entonces se cotizaba a 40 centavos la paca de algodón de clase regular (middling). En la rada se encontraba una serie de barcos que esperaban se les surtieran 12 mil pacas de algodón. Entre los barcos españoles se encontraban el Aureha, Número 4, Tuya, Pelegrina, y Conde de Reus. Solo el primero llevaba la mercancía para Barcelona; los otros llevaban los algodones para Liverpool. Dos barcos ingleses que se encontraban anclados en la rada eran protegidos por una fragata de guerra de su nación. Al retirarse el ejército unionista parte de los soldados se quedaron en la desembocadura del río, pero más tarde todos se replegaron en Brazos Santiago. El periódico Picayune de Nueva Orleans mencionaba que desde las azoteas en el Puerto de Bagdad se podían ver los cuatro ejércitos. Este pueblo costero, en las inmediaciones de la desembocadura del río Bravo del lado mexicano, fue levantado con edificios de madera, llegando a tener 12 mil habitantes, en su mayoría extranjeros. Al tiempo que las fuerzas americanas y federales y confederadas contendían por la posesión del fuerte Brown, ambas facciones enviaron emisarios ante el almirante francés. Los confederados solicitaron su apoyo a cambio de ayudarles contra las fuerzas de Cortina, al mismo tiempo que los unionistas buscaron reforzar la alianza con este personaje. En la desembocadura, los franceses fortificaron su posición con pacas de algodón. Desde el 6 de septiembre de 1864, las fuerzas del Imperio empezaron a subir por el río Bravo en barcos de vapor, los cuáles eran seguidos desde la parte norte del río por grupos de exploradores confederados. Ya después que llegaron hasta el rancho Blanco (White Ranch en el lado de Texas) y a la Burrita en el lado de México eran acompañados por la fuerza completa de los confederados del lado norte del río. Juan N. Cortina estaba molesto con los confederados debido a que durante las escaramuzas que tuvieron en las inmediaciones de Bagdad contra los franceses a finales de agosto, estos disparaban desde el lado de Texas a su gente. El coronel para el suministro de pastura para el lado norte del río, recogiendo chalanes y botes en el lado mexicano, a pesar de las quejas del Coronel Ford, comandante de los sureños. Río arriba de Brownsville, los cortinistas empezaron a dispararles a los confederados en Freeport. Como la situación se intensificaba en el río, los cortinistas pronto dispararon su artillería y sus armas encontra de los confederados situados en el Rancho Palmito al otro lado de la Burrita, matando algunos de ellos. Para el Coronel Cortina, los confederados habían formado una alianza con los franceses para sacarlo de Matamoros. Por lo pronto posicionó 600 hombres y una batería de artillería río arriba de Matamoros. También ordenó que se pusieran ocho cañones dirigidos hacia Brownsville. El Coronel Ford pensaba que no tenía otra alternativa que adelantársele y atacar primero a Matamoros, pero pensaba que esto provocaría un incidente internacional, que terminaría enviando un gran ejército por parte del Presidente Lincoln. Cortina y los Unionistas A unos días de un inminente ataque por todos lados a Matamoros por parte de los franceses, Cortina llamó a un consejo de guerra en la plaza, donde explicó las negociaciones que llevaba a cabo con el cónsul americano en Matamoros Leonard Pierce, quien fue el padre del prestigiado abogado e historiador de Brownsville, Frank Cushman Pierce. Las intenciones de Cortina era unir sus tropas con las federales norteamericanas en Brazos Santiago; a pesar de todas las implicaciones legales, el propósito de Cortina era salvar su artillería y municiones de guerra. La Brigada Cortina asistiría en un ataque a Brownsville, previendo que el Coronel Henry Martyn Day de los unionistas atacaran al pueblo simultáneamente. Supusieron que una vez que cruzaran todo el armamento hacia Estados Unidos, los soldados conservarían sus rangos en el ejército. El acuerdo fue aceptado por la mayoría del consejo, a excepción de algunos como los Coroneles Servando Canales y Julián Cerda, el Teniente Coronel Mario G. Hidalgo y el Mayor José A. Puentes. Días después, Cortina y su intérprete Puentes presentaron la propuesta al Cónsul norteamericano quién les aclaró que francamente ni él ni el Coronel Day tenían la autorización para firmar tal pacto. El Cónsul les aseguraba que la Brigada Cortina sería bienvenida por el Ejército Americano, dejándoles el control de su artillería y armamento. En la noche del día 3 de septiembre, Cortina dio órdenes para que en la mañana se moviera su Brigada río abajo y que atacara a los franceses. Al llegar el día 5 de septiembre cerca de la Burrita, la artillería abrió fuego sobre los franceses, pero pronto se vio que el ataque era un engaño. Muchos de los oficiales querían asaltar las líneas francesas, pero Cortina después de unos disparos ordenó a la artillería y su caballería a la retaguardia, continuando para mediodía solo con su infantería. Tres horas después, Cortina ordenó a la artillería que abrieran fuego sobre los confederados, en la banda opuesta al río, cruzando la caballería para unirse a las fuerzas federales que ya tenían escaramuzas con las fuerzas de los confederados. Canales, Cerda, Hidalgo y Puente no aceptaron cruzar el río. Esa noche en la Burrita, Servando Canales pidió una explicación a Cortina, por no haber atacado a los franceses. Lo que sucedió después será contado en la próxima nota periodística. Desde Nuevo León marchaba la división de Tomás Mejía, la cual mucho influyó en las decisiones tomadas por el caudillo Juan N. Cortina.
Juan Nepomuceno Cheno Cortina, jefe político militar de la plaza en Matamoros, ca. 1865.
Servando Canales Molano se oponía a Cortina en unirse a las tropas federales de los Estados Unidos.