La crisis interna del Poder Legislativo de Honduras, donde dos juntas directivas se disputaban el control del Congreso, llegó a su fin el lunes tras varias jornadas de intensos cabildeos.
Todo comenzó a finales de enero, cuando Xiomara Castro estaba por asumir el poder como nueva presidenta del país y disidentes de su partido decidieron apoyar a un candidato propio para dirigir el cuerpo legislativo sin respaldar al elegido por la mandataria.
Tras las negociaciones entre ambos bloques, finalmente se decidió que el disidente Jorge Cálix depusiera sus aspiraciones de convertirse en el presidente del Congreso y Luis Redondo quedó con el camino libre para liderar el organismo.
“Doy un paso al costado en mis pretensiones y me comprometo a asistir a las reuniones de diputados en el Hemiciclo Legislativo, sesiones que lamento dirija el diputado Luis Redondo”, establece el acuerdo firmado en público por el coordinador del Partido Libertad y Refundación (Libre) y expresidente de Honduras, Manuel Zelaya Rosales, derrocado en 2009 en un golpe de Estado. El documento del lunes también fue firmado por los diputados que apoyaban a Cálix.
Zelaya es esposo de Castro y su nombre resurgió en medio de una polémica el fin de semana, cuando una facción del Congreso —todavía dividido— aprobó una ley de amnistía que beneficiaría a funcionarios del gobierno de Zelaya que fueron detenidos tras la caída del mandatario.