Migrantes varados en Reynosa desde hace más de un año, ahora refugiados en casas abandonadas, locales, e incluso al aire libre padecen los efectos de la intensa ola cálida que se registra en la región, desde la entrada de la Canicula.
En los negocios de venta de agua y hielo se forman largas filas con los migrantes ansiosos de proveerse de estos insumos para mitigar los efectos del calor.
Desprovistos de enseres electrodomésticos, recurren al hielo para conservar sus alimentos y el agua para prevenir la deshidratación, principalmente entre niños que los acompañan.
Cada día es un reto el lograr obtener una barra de hielo para superar los embates de un calor que llega hasta los 41 grados centígrados.