Juicio sobre contrabando y la fuga de los reos guardas del tabaco, 1841

Es del conjunto de las tres declaraciones que se puede concluir que, el resguardo había hecho nueve cateos o decomisos de tabaco en seis lugares de la Jurisdicción de Reynosa: dos enfrente de la Mesa; una en Olmitos; dos en la Soledad; una en la Barranca; dos en La Escondida; una en la Villa

Eran como las 12:30 de la tarde, ese 14 de julio de 1841, cuando Celedonia Bazán se encontraba tranquila ocupada en los quehaceres de su hogar, en la villa de Reynosa. En ese momento un hombre alto, como de unos 40 años de edad, se le apareció comprando tabaco. Celedonia después le mencionó a la autoridad en Reynosa, que era de ese estilo de persona que le inspiraba confianza.

El hombre le preguntó que cuántas arrobas (de tabaco) tenía y Celedonia para satisfacerle le contestó que podría tener una. En lo que la mujer procedió, el individuo entró arbitrariamente a la casa y sacó el tabaco que ella tenía para su gasto. Intentó reprender tan insultante acto, pero no tenía de quién apoyarse, por lo que volvió a su quehacer. 

En eso estaba, cuando llegó al lugar don Andrés Muguerza, el alcalde Constitucional de la villa de Reynosa, acompañado de dos hombres de los cuales supo después que eran guardas. Estos dos penetraron al hogar de Celedonia, después de que el alcalde les ordenó su cateo, sin encontrar nada de tabaco. 

La compañía se llevó detenido a la persona, la cual había entrado a la casa de Celedonia Bazán primero, sin que nadie se lo impidiese. Este hombre pertenecía al Resguardo de Tabacos y las leyes les tenía señalada su comisión. Este individuo debía pedir el auxilio y la orden de cateo a la autoridad local, quién daría fe y su autorización. Debido a que el saco de tabaco había sido extraído antes que compareciere el alcalde en el lugar, el cateo no podía pasar legalmente como un decomiso.


Acta de cabildo de 1841 donde se encuentran las rúbricas de los alcaldes 1º y 2º Constitucionales de Reynosa, Andrés Muguerza y Severiano Medrano. 

 

Resguardo de Tabacos

En 1841 dentro de la jurisdicción de Reynosa, el grupo comisionado para regular el contrabando de este producto estaba constituido por los guardas Rafael Ollervides, Pioquinto Porras, Dionicio Sáenz y el cabo José Díaz Platas. Con excepción de este último, quien comandaba al grupo y quien era natural de España, los tres guardas eran oriundos del Puerto de Matamoros. En ese lugar se encontraba el administrador de tabacos, don José María Barriga.

Las órdenes directas para los cateos de las viviendas en la Jurisdicción de Reynosa venían de la administración en Matamoros. Los procedimientos del personal, quienes lo interpretaban a su modo, eran cuestionados por las autoridades en Reynosa. Aparentemente el proceder de esta agrupación se encontraba legalmente supeditada a la autoridad civil de Reynosa.

Entre los días 20 y 21 de julio, el alcalde 2º Constitucional de Reynosa, Severiano Medrano, le tomó declaración sobre su desempeño a José Díaz Platas, Pioquinto Porras y Rafael Ollervides. A los tres se les preguntó individualmente sobre el número de casas que habían sido cateadas por el Resguardo de Tabacos en esta jurisdicción y dónde habían sido. 

A ellos se les inquirió sobre las cantidades de tabaco extraídas de las casas y sobre las multas que les habían impuesto a los propietarios del tabaco. El Juzgado insistía en preguntar si cuando llegaron a la villa se habían presentado ante la autoridad política local y si los guardas y los de la comisión cargaban pasaportes. 

A los tres se les preguntó si en otros cateos los había acompañado la autoridad judicial o si se les había librado orden para ello.

El día 23 de julio en Reynosa, el mismo Juez les ratificó sus declaraciones a los tres personajes del Resguardo de Tabacos. Solo Pioquinto extendió su declaración sobre uno de los decomisos en el rancho de la Soledad. 

Ese mismo día, el alcalde 2º pidió se liberara oficio del Juzgado 1º para poner en calidad de detenidos a Dionicio Sáenz y José Ollervides para recibirles sus declaraciones. El primero era el otro guarda de tabacos, mientras que el segundo era hermano de Rafael Ollervides, quien siempre los acompañaba. La situación se complicaría unos días después cuando algunos miembros del Resguardo del Tabaco se fugarían de Reynosa.

 

Los cateos

Aunque las preguntas fueron las mismas para los tres miembros del Resguardo de Tabacos, sus declaraciones en el expediente que se encuentra en la Sección de Juzgados del Archivo Municipal de Reynosa (AMR) no son del todo precisas y consistentes. 

Es del conjunto de las tres declaraciones que se puede concluir que, el resguardo había hecho nueve cateos o decomisos de tabaco en seis lugares de la Jurisdicción de Reynosa: dos enfrente de la Mesa; una en Olmitos; dos en la Soledad; una en la Barranca; dos en La Escondida; una en la Villa.

De acuerdo con las declaraciones del comandante del grupo de tabacos, José Díaz Platas, las dos primeras casas que tocaron fueron las de Luis y Miguel Treviño enfrente de la comunidad rural de La Mesa. En la de Luis Treviño encontraron ½ libra de hoja de tabaco y en la de su hermano Miguel decomisaron 1 lb. 

Según en la declaración del comandante, solo se había cateado la casa de Miguel Treviño y en la casa de Luis, sin entrar, había entregado por su mano el tabaco que tenía. El cateo y decomiso se hizo en presencia de Miguel Treviño quien era el encargado del lugar.

El guarda de tabacos, Pioquinto Porras, confirmó lo dicho por su comandante, a excepción que ambas casas no habían sido cateadas. En la declaración del guarda Rafael Ollervides dice que ambas casas en La Mesa habían sido cateadas. 

La desaparecida comunidad rural de La Mesa se encontraba entre lo que es ahora el Puente Internacional de Nuevo Progreso y lo que fue Estación Canales, en el municipio de Río Bravo.

El segundo decomiso más grande de tabaco ocurrió en dos casas en el rancho Soledad. Este lugar se encontraba casi inmediato al oriente de la antigua comunidad del Rosario, que existe en la actualidad a un poco más de 3 km río abajo del cruce internacional de Nuevo Progreso. 

  • Ahí se le decomisaron 17 lb de tabaco de prensa a Francisco Osuna y 8 libras del mismo tipo y 1.5 libras de hoja de tabaco a José María Osuna.

Según el comandante del resguardo, el rancho Soledad no tenía encargado ni dueño, por lo que Francisco Osuna fue el representante de la extracción de contrabando. El jefe del grupo y el guarda Ollervides expusieron que la casa no se marcó como cateada en un principio, debido que la extracción fue por la invitación de Francisco Osuna, quien le ayudó al mismo guarda a sacar el tabaco.

  • En la ratificación de su declaración, Pioquinto detalló, que cuando llegó con la guarnición a la casa de José María Osuna, éste se encontraba en la villa de Reynosa. 

Encontraron el tabaco de hoja fuera de la casa y entonces procedió el comandante con el cateo en presencia de don Santiago Rendón, Francisco Osuna y un hijo de ese hogar. La mujer de José María entregó de su mano lo que tenía afuera y el tabaco prensado lo sacó el mismo guarda Pioquinto, de donde se encontraba a “raíz del suelo” debajo de una cama. 

Los siguientes cateos fueron hacia la villa de Reynosa, en los ranchos de Olmitos, la Barranca, la Escondida y la propia villa. En este último lugar miembros del Resguardo de Tabacos obtuvieron el mayor decomiso de tabaco en una casa del río Bravo. En la próxima nota de este matutino estaremos narrando el recorrido durante esos decomisos y el por qué algunos miembros del resguardo quedarían prófugos después de la última extracción en la casa de Reynosa.